Por Lucas Sánchez
El año apenas había comenzado y trascendía la noticia de que Checoslovaquia ponía un punto final a su existencia
después de 75 años y abría paso a la creación de dos estados nuevos: Eslovaquia
y República Checa. Pero no nos quedemos con ese tipo de noticias y vayamos un
poco más adelante, más precisamente a las semanas finales del mes de febrero.
La
Selección Argentina del Coco Basile llegaba a una gran final por lo que había sido su
consagración en la Copa América que se disputó en Chile 1991, tras vencer por
2-1 a Colombia y quedarse con el primer puesto del cuadrangular final.
Dinamarca, comandada dentro de la cancha por el histórico Peter Schmeichel, se
pudo llevar la Eurocopa de Suecia 1992 luego de la victoria por 2-0 contra
Alemania.
La Argentina formaba con: S. Goycochea; J. Borrelli, N. Craviotto, S. Vázquez, R. Altamirano; D. Simeone, A.Mancuso, L. Rodriguez, D. Maradona; G. Batistuta, C. Caniggia. Mientras que los daneses pusieron estos once: P. Schmeichel; J. Kjeldbjerg, L. Olsen, T. Piechnik, M. Rieper; J. Molby, B. Goldbaek, K. Vilfort, H. Larsen; B. Laudrup, L. Elstrup. Sin dudas pintaba para un partido histórico, y lo fue, pero eso va a ser un tema que vamos a charlar más adelante. El encuentro empezaba bastante parejo para los dos. De la nada misma y con un mal despeje de cabeza que terminaría en un golazo al ángulo, pero en contra, de Néstor Craviotto, a los 12´ del primer tiempo los europeos se ponían 1-0. La Selección Nacional no encontraba el rumbo. Tenía que aparecer el diez, y lo hizo. Maradona bajó hasta el campo propio y puso una pelota filtrada para el Cholo Simeone. Esté lo vio picar al vacío, cómo de costumbre, al Pájaro Caniggia quien metió un remate/centro y con la ayuda de Batistuta pusieron el 1-1 con el que iba a terminar el partido.
Según el reglamento, si había empate iba a haber penales, y así fue. Qué mejor que tener en tu equipo a Goycochea en una tanda de penales, ¿no? El arquero que se pudo afianzar como guardameta en el Mundial de Italia 1990 por su majestuosidad en los tiros desde los doce pasos, tenía otra vez su chance de demostrar lo que mejor sabía hacer. Los jugadores de Argentina venían anotando todos, pero Sergio no podía adivinar ni siquiera los lugares donde iban a patear los rivales. En la preparación del tercer penal, que iba a ser ejecutado por Vilfort, en las tribunas del mundialista empezaba a resonar un “Ole ole ole ole, Goycooo, Goycoo” y el superhéroe respondió a su llamado atajando el penal y encaminando el triunfo argentino. Pero como siempre tenemos que sufrir (incluso lo dice el mismo Sergio al final del partido: “Argentina jugó muy bien, no lo pudimos definir y tuvimos que sufrir hasta en los penales”), llegó el turno del Pájaro, quien tras una mala ejecución que terminaba conteniendo Schmeichel, dejó el tablero 4-4 y mandó la definición al 1 por 1. Era nuevamente la oportunidad de Goycoechea para convertirse en héroe, y lo hizo. Tras contener el disparo de Goldbaek, dejaba todo en los pies de Saldaña y no falló, porque con un remate fuertísimo le dio la victoria y la Copa Artemio Franchi a la Argentina.
Este
partido no quedó tan marcado en la historia, pero ahora, que lamentablemente ya
no está Diego (físicamente, porque siempre aparece demostrado en algún símbolo,
marca o en el cielo mismo), hay que tenerlo muy presente dado que fue el último
título de él con la celeste y blanca que tanto amaba, y con la cual tantas
alegrías nos dio. También hay que traerlo en el recuerdo, porque este 1 de
junio se va a disputar una nueva edición de un trofeo que enfrenta al campeón
de América con el de Europa. En este caso, Argentina-Italia.
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