Por Alejandro Pereyra
Silvina Danada es una artista que cuenta con un alma que desborda talento desde su niñez. Tiene 29 años y un futuro prometedor en el mundo de la música. Hay Equipo dialogó con ella sobre sus comienzos, la pasión con la que vive su carrera musical, su visión de los artistas populares y sus demás facetas laborales que, de alguna manera, están relacionadas con todo lo que ella es: arte puro.
- En tus redes sociales vemos que tenés diversos perfiles artísticos. ¿Nos contarías en detalle todo lo que hacés?
- La mayor
parte del tiempo hago música. Especialmente soy cantante, estudio canto lírico
en el conservatorio Manuel de Falla, estoy en la carrera de música clásica con
especialidad en canto lírico. Doy clases de canto, en mi otra parte del tiempo.
Hago un poco de todo. Hace muchos años que laburo freelance. Y me encargo de
hacer un montón de cosas y todas bastante pegadas al arte. Hago fotografía,
edición de videos y de fotos, más me gusta hacer de fotos. Después soy técnica
en sonido y mezcla. Me recibí en Tecson hace unos años ya. También hago
maquillaje, trabajo de eso. Y luego, otra cosa que hago y capaz no lo sabe todo
el mundo, el tema del maquillaje y demás con estética general, soy ayudante de
dermatólogo. También estoy en una agencia de modelos.
-En tus redes sociales podemos ver
sobre el canto lírico, los covers que realizaste y también sobre el maquillaje
artístico. Pero quiero profundizar en el tema de la música. ¿Cómo comenzó tu
interés por el canto lírico? ¿Te gusta más el género rock?
- El tema de
la música es medio raro. Arranqué a estudiar de chica, siempre me gustó cantar
y bailar, Me gusta la
música sea el género que sea. Por ahí me vas a escuchar decir que me gusta Damas
Gratis y que me gusta Bach, y qué también me gusta Rammstein. Me pusieron de piba, a los 9 años, un profesor de piano
y capaz no me sentía tan feliz estudiando eso, como que no entendía nada
porque era un sábado a las 9 de la mañana. Siempre quería cantar, después tuve
un profesor de canto. Quería tocar la guitarra y tuve un profesor. La
guitarra siempre me costó un montón, pero me gusta. Me parece un instrumento
súper copado. De hecho me gusta mucho escuchar violeros solistas. Me divierte
un montón.
-¿Tenés alguno preferido?
- Mirá, creo
que el primero que escuché de piba, y que flashee, fue a Eddie Van Halen. A
Jasón Becker también. Me encanta. Lo escucho y es cómo: “¡Oh, por Dios!”. No puedo
creer. De hecho no puedo creer en la situación actual en la que está y que siga
haciendo música, y lo bello que sale de su cabeza, es hermoso. Creo que ellos
son los que más me gustan.
- Volvamos a tus inicios… Hablanos de ese tiempo.
- Cuando arranqué a estudiar música en el conservatorio, lo
hice con piano, porque muy humildemente en mi cabeza pensaba: “Yo ya sé cantar.
Yo no necesito aprender. Voy a tocar el piano”. Me gusta mucho Evanescence,
entonces era: “Voy a poder tocar y cantar”, y en un momento me empezó a pasar
que la exigencia en el conservatorio es enorme para los pianistas. Es enorme
para cualquier instrumento, ¿no? Pero te das cuenta cuando no te gusta del todo
que vos decís: “Ok. Es un montón esto”. Es más de lo que capaz puedo dar para
este instrumento. Y en un momento mis profesores me veían pasándola mal, me
veían llorando y sufriendo. Como que no lo entendía. Y a su vez también, en el
conservatorio la enseñanza musical superior tiene como una estructura medio
rara. Empiezan a enseñar y a veces arrancan y es palo, palo, palo. Y es como
que te quedas y decís: “Pará, yo no sé nada. No sé qué estamos hablando acá”. Te tiran un montón de data y, hasta que te cae toda esa data junta pasó un montón
de tiempo. No cae de un día para el otro. Entonces en esa transición hice
cuatros años de piano en el conservatorio y después, me metí a estudiar canto
que era lo que más me gustaba. Como escuchaba de mis profesores: “Tenés linda
voz. Se nota que te gusta cantar, pero te falta estudiar”. Entonces me puse a
estudiar canto. Y al principio como que no me terminaba hallando mucho. No
entendía para el lado en el que iba. Pero dije: “Bueno, vamos por acá”. A mí me
gusta mucho el metal. Tuve tres bandas. Una de new metal y una de metal
industrial, y después una en la que participé un tiempo también era de new
metal. Me súper gusta el metal en todas sus formas. Y estuve saliendo un tiempo
con un pibe, que está muy metido en la movida, y me tiró algo muy feo. “Vos
estudiás un montón, pero no hacés nada con eso”, me dijo.
- Y esa frase te pegó.
- Me quedó
como resonando. Como que de alguna manera no terminaba de asumir el lado
clásico que tengo en mí. De chica en mi casa me ponían mucha música clásica y
como que estaba muy metido adentro también. Y en un momento, haciendo todo ese
laburo en terapia y pensando un montón de cosas, y escuchando esa frase que me
resultó súper dolorosa, porque cada uno con la música puede hacer lo que
quiera. Desde escucharla y ser feliz. Podes estudiar y tocar vos solo o podes
llenar un estadio. Te lo propones y lo podes lograr. Y me quedó mucho resonando
eso y en un momento me hizo un clic y dije: “Pará, a mí la música clásica me
re-gusta”. La música académica me súper gusta. Pasan cosas en la música
académica, que en la música popular no pasan. No en toda en la música popular,
sino más en el under de metal, al menos donde yo más me movía, que de repente
tenés gente muy tiro al aire, muy libre; que capaz te caen y no saben lo que
están haciendo. Entonces me empecé a permitir meterme más en el mundo de la
música clásica y asumir que me gustaba, y como salir del closet, digamos. Asumí
el amor ahí, a todo lo que es ese mundo. Y en este tiempo de búsqueda encontré
muchos jóvenes de mi edad, haciendo música clásica. No en este país, que está
bastante parado todo, pero mucho afuera y llevando la música clásica a un lugar
más actual. Siempre fue un lugar muy elitista, lejano. Y de repente, si bien
tiene un poco de alguna cosa que necesita mucha dedicación, como también que lo
puedan acercar y me empezó a pasar por ese lado. Si bien estudio en el
conservatorio hace ya 10 años, porque arranqué a los 19 y tengo 29., hice transición en
esos 4 años de piano que me sirven porque sigo tocando. Después, estoy en el
séptimo año de canto, lo cual es un montón. Y eso es un poco la historia de la
música en mi vida.
-Horror. El
Colón es un lugar que estaría bueno que siga siendo para la música clásica.
Como Vorterix es para el metal, por ejemplo. Es un lugar que tiene mucha
historia, si bien los músicos que tocaron ahí tienen mucho renombre. Y gente que
tiene estudio. Me parece que los músicos que queremos llegar al Colón, no es mi
caso puntual porque ahí se hace mucha opera, pero sé que hay mucha gente
tratando de llegar a ese lugar que le ponen palos, es muy difícil y exigente.
Necesitas años de estudio y de un montón de cosas para acercarte, y de repente
que haya músicos que no tienen nada que ver con ese mundo. Que vayan a cantar a
un lugar que se usa sin amplificación de sonido, con amplificación, me parece
muy extraño. Le sacas ese misticismo que es: “Ok. En el Colón se hace esto. Y
te cuesta esto. Fíjate si vos llegas”. También es lo mismo si, por ejemplo, en
el Vorterix me tiran una filarmónica a tocar.
-Son cosas que no pegan.
- Claro.
Entiendo que el Colón se banca por la música clásica, el ballet y demás. Y capaz
no se llega solo con eso. Y que quieran hacerlo un poco más abierto, no sé,
tengo sentimientos encontrados. Porque me parece un lugar para hacer cierta
cosa y cuando hacen lo contrario, no está tan bueno. Yo por ejemplo, a Karina
(La Princesita) la vi en vivo. Canta increíble, la rompe toda, pero no es su
lugar. Y a veces siento que es injusto porque hay mucha gente que podría estar
ahí, y que no la conoce nadie. Me pasa porque tengo gente que la rompe, y ellos
no podrían llegar ahí porque no tienen el contacto o no sé cuál sea la razón.
-¿Cómo es tu visión sobre la música
actual? Una opinión sobre los artistas jóvenes que se vuelcan al nuevo género
del Trap y sobre esas bandas que tiene más de 20 años de trayectoria y siguen
vigentes...
- Con
respecto al Trap y todo ese estilo de música, me parece que está bueno el
concepto. Tengo unos amigos que están metidos en ese mundo. De hecho, el
productor que trabaja conmigo, es amigo y estudia en el conservatorio. Es
guitarrista. Y me pareció interesante ver lo que hace, por ejemplo que mete
cosas que nos parece súper divertidas. Capaz no, después la imagen que vos
tenés del trap es diferente, nos pasa a todos. Britney, que tiene un montón de
talento, pero atrás de ella va un sequito de personas que le armó “Toxic”, por
ejemplo. Pareciera que termina siendo un producto. Y cada cosa que hace termina
siendo increíble. Porque no sé, Bach murió hace años. No hay un nuevo Bach que
componga para todos los instrumentos. Por eso está bueno aprovechar esas cosas.
Hay gente que tiene mucho carisma, canta bien, baila bien y tiene gente que le
escribe un tema y compone, me parece que está buenísimo el laburo en equipo,
que es cuando mejor sale. Está bueno que cada uno haga lo mejor que pueda
hacer. Si eso tiene mucho esfuerzo, mucho laburo y amor, va a estar bueno. Que
me guste a mi o a otros es subjetivo. Y está bueno que cada uno se acerque a la
música como pueda. Y si los haces a feliz, mejor. Y con respecto a lo que es el
metal puntualmente, hay bandas increíbles de acá, de lo que es la escena
metalera under. Estaría bueno que se le dé lugar, porque de repente termina
pasando que las bandas que están hace más de 30 años, son las que llenan. Pero
es raro. A mí me pasa de ver en otros lugares, ves bandas de metal que son
actuales y que llegan hasta acá, y acá no pasa tanto. Porque cuesta un montón.
Ir a un estudio sale carísimo. Cuesta un montón reparar la guitarra y las
cuerdas. Nos dan con un caño para tratar de llegar. Cuando llegaste a un lugar,
donde las cosas empiezan a funcionar, es más fácil mantenerte si tenés la
visión de seguir ahí. El arte acá en Argentina no es tan feliz, no podes vivir
de él. A mí me flashea ver películas en donde tenés bandas sonoras que tienen
un montón de músicos trabajando. Guitarristas, cantantes. Y acá no hay esa
producción, se queda mucha gente afuera. La gente no va a ver música en vivo,
es como una cosa extraña.
-Hablando del esfuerzo, además de los
covers que hiciste, tenés un tema editado que se llama “The Worst”. ¿pensás lanzar un disco con temas propios en un futuro próximo?
-El tema lo
hicimos con Dante Saulino, mi amigo que produce temas de trap y un montón de
cosas para otros artistas. La idea surgió porque la gente me decía: “Che, Sil.
Dejá de hacer Covers, hacé un tema tuyo”. Y a mí siempre lo que me pasó, es que
si la hizo otra persona, me puede llegar o no, me puede gustar o no, pero no lo
juzgo. Yo me juzgo mucho a mi misma y creo que a muchos artistas les pasa lo
mismo. Entonces, dije: “Me voy a permitir escribir algo y meterle música a
eso”. Yo creo que me considero más músico que otra cosa, entonces escribir una
letra es terrible. Porque no soy letrista ni mucho menos. Entonces dije: “Voy a
escribir algo que me pasó a mí, le vamos a poner música y a ver qué sale”. La
idea no es hacer un CD con tantos temas. Porque de hecho que para mí los CD’s
caducaron. Me acuerdo algo que me dijeron en Tecson, que los discos tendrían
que ser singles, o de dos o tres temas. Temones que la peguen. Pero el tema es
que vos después tenés que llenar un concierto y tenés que cumplir tantas horas
de show. Pero en general vos tenés discos que decís: “Chau. Este disco tiene 5
temones” y el resto es relleno. Como en las series. Y me pareció interesante
seguir haciendo covers porque me encanta reversionar cosas, o meterle algo
distinto. Que termina siendo algo así como la música clásica. Vos tenés un
compositor, que plasmó una obra, que le interesaba transmitir tal o cual cosa y
se la da a los intérpretes. Entonces vos tenés acá personas que se sentaron a componer,
que les pintó y si vos te sentís identificado, armas una reversión, algo que me
parece que está buenísimo porque siempre salen cosas distintas. Y de hecho con
el tema “The Worst”, por ejemplo, ahora van a salir todos temas así, singles.
Me parece más divertido, más entretenido.
- Si tuvieras que elegir a un artista
de la música, ¿a qué artista elegirías para trabajar y qué tema grabarías?
- Uf... El tema es que me voy muy arriba. De acá, alguien
que me encanta, que amo es a Ricardo Mollo. Podría hacer cualquier cosa con él.
Y capaz para cantar o hacer algo con alguien de afuera, y pienso en Corey
Taylor (Slipknot). Me parece un cantautor súper interesante, un genio. ¿Qué
temas? No sé. Bueno, un tema de Divididos que me gusta mucho y sé que no es de ellos
es “El Arriero”. La cantaría con Mollo a pleno. Con Corey Taylor, cantaría
“Snuff”, en otra tonalidad porque nunca coincidiríamos (risas). Y con Lzzy Hale,
cantante de Halestorm, también. Me parece una increíble persona. Tuve la suerte
de conocerla y me pareció una persona divina. Copada. Estuvo bueno. Alguien que
admiro mucho como compositores vivos es Danny Elfman, compositor del tema de
Los Simpson. Compositor de casi todas las bandas sonoras de Tim Burtón. Me
parece un ser increíble, que es una locura cómo compone. Es súper
característico lo que hace, es muy oscuro. Con él podría decir: “Le pongo la
voz a lo que necesites. Pásame una línea y hago lo que quieras”.
Adaptar la rutina en tiempos de aislamiento
y próximos proyectos.
Silvina comentó
cómo sigue con sus diversos trabajos en tiempos de pandemia y cómo enfrenta las
diferentes dificultades que van surgiendo en medio de esta nueva normalidad: “Estoy
dando clases, que es lo principal y así lo vamos llevando. Yo fui subiendo
cosas a las redes. Estoy grabando. Van a salir cosas en estos días. Es
complicado gestionar las grabaciones porque van pasando cosas, se van
complicando. Parece una joda pero estás todo el día en tu casa y de repente, no
paran de pasar cosas. Tenés una charla tras otra, las clases que doy yo, que me
dan a mí. Todo lo que pase en torno a la salud, termina siendo el doble de peor
que antes, porque se complica mucho el tema de poder acercarte a una guardia.
Es rebuscársela, como se pueda. Pero si bien tenemos un motón de tiempo que
antes no teníamos, por alguna razón empiezan a pasar otras cosas, porque como
se facilita algo se complica otra”, expresó. Además detalló los
planes que tiene a futuro:
“Mi plan más cercano, es tratar de
recibirme. Me queda un año y medio, con suerte. El conservatorio te da un
título que es terciario. Son 8 años y te dan un terciario, lloremos juntos
(risas). Son todas materias anuales, es una locura. El Falla firmó un convenio
con la Universidad Nacional del Arte, ex IUNA, que podes presentar el título
que te da el conservatorio, y te dan una licenciatura. Mi idea es tener la
licenciatura, porque te habilita un montón de cosas. Y
después meterme más, si se puede, en lo que es la música académica. Y lo que es
a corto plazo, es sacar covers, que tengo varios a punto de salir, y varios
temas propios. Estamos terminando mezcla, master y demás. Y bueno hay que
filmar videos, y ver cómo se gestiona todo eso”.
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