Por Luis Alberto Cuevas
—Si tuvieras que elegir entre tango clásico o tango fusión, ¿con cuál te quedás?
—Me defino bastante romántica y con mucha melodía para cantar, soy más bien melódica. Iría por el tango de antes. La melodía es como el aire para un barrilete me hace sentir que me despego un poco del suelo y eso es lo que más me gusta. Todas las obras tienen un principio, un nudo y un desenlace que se desarrolla en esos tres minutos del tango. Lo más lindo es entender que uno empieza a tomar vuelo, hay un lugar en que se planea, donde queda explícito la crisis que plantea un autor. Esa disyuntiva del amor o desamor en su plenitud, de la distancia, del fracaso, todo eso ahí justo cuando está por terminar la mitad de la obra, es la parte donde reflexionas y después decís tu última conclusión, me quedo con ese romance… Ahora ¿qué prefiero yo? Sin excluirlos, el romance de la época de la década del 40'. Yo me represento ahí.
—Fueron ganadores del Grammy del año 2016, junto a Nicolás Ledesma, por el trabajo realizado en homenaje a Aníbal Troilo...
—Sí... Justo en el año que lo grabamos, se
cumplía el aniversario de Troilo, Nicolás hizo la música y yo tuve la suerte de
ponerle la letra a ese tango. No podía arrancar frente a esa hoja en
blanco, era respeto, cómo desarrollar la
historia, la licencia de pensar qué pasaría si Troilo viniera en estos momentos
acá, si tuviera la posibilidad de volver, ahí me liberé para no hacer juicio, me escudé
en la posibilidad de que Troilo pudiera venir. Pensé en un instrumento que
representa un tiempo y todavía sigue sonando. El "fueye” guardó esta herencia. Esa es la forma en que me siento
integrada, si no debería hacer otro género.
— ¿Con quién te gustaría
grabar o compartir un escenario, un show en vivo?
— Uh, pero no va a alcanzar el
tiempo. Estamos llenos de grandes
artistas, menciono a uno y dejo afuera a otros... Todos los representantes
grandes de nuestro rock, folclore, de este tango que tenemos. ¿Qué es grande
para mí? Es un artista que realmente tenga este orgullo y respeto por hacer las
cosas bien, respeto por la música, por su calidad, afinación al escribir, al
interpretar, que ama lo que hace, con cualquiera de esas personas a mí me
gustaría participar, porque estoy segura que en cuanto nos comuniquemos,
seguramente vamos a estar pensando lo mismo vamos a estar vibrando en la misma
sintonía, eso para mí es grande.
—Uno de los grandes fue
Leopoldo Federico. ¿Cómo fue cantar con él?
—Inolvidable, tuve la suerte de
grabar el tema “Mi bandoneón y yo”, en el primer disco “Razones del alma”, era todo un desafío
porque Leopoldo me enseñó a amar tanto esta música, que terminaba cada concierto
y yo decía: “no puede ser”, lloraba y lloraba, no entendía por qué, era la
emoción de escucharlo, la expresión que tenía la orquesta, cómo tocaba el
bandoneón. Decidí grabar “Mi bandoneón y yo”, una obra de Rubén Juárez, un gran cantor que admiro y que también tuve
la suerte de conocer. El sueño más grande de mi vida, cantar una obra de Rubén,
que estaría representándolo por mi admiración y encima con el mayor bandoneón
de Buenos Aires, estábamos grabando y él tocando esas notas, no podía creer que
estuviera pasando, tuve la suerte, la
bendición, eternas gracias de haber podido hacerlo con él. Sí, fue un placer.
— ¿Cómo se prepara un artista
cuando tiene que presentarse en este
tipo de eventos?
—Generalmente antes de actuar tenés
un día de descanso, porque estás
corriendo y llegás ese día a la mañana y tenés la prueba de sonido, el ensayo con los músicos, alguna entrevista
o promoción y la garganta es un instrumento que si no descansa, a veces te pasa
factura, haces bastante más ejercicio posturales, entrenamiento aeróbico, en el momento de tanta exigencia, hay un
desgaste en el cuerpo, entonces hay que trabajar pensando en esa exigencia. Por otro lado te compensa, por ejemplo la
forma en que te reciben en el interior
de nuestro país te reconforta, están las
alitas en el momento que arranca el show que te sostienen y la verdad es muy bonita esa comunicación con el
público.
— ¿Cómo surge la creatividad? ¿Algunos artistas necesitan la noche, otros el día o la madrugada para inspirarse y
realizar canciones?
—Para mí aprender a saber cuándo
estaba inspirada fue un trabajo que no reconocía, no fue rápidamente como aquel
viaje en subte, el día que conocí al maestro, durante mucho tiempo sentía
cosas, no reconocía que era el momento para inspirarme, pasaron muchos años
hasta que me di cuenta, yo no dejaba escuchar esa voz que me hacía pensar,
otros compromisos, lo tapaba no le daba importancia, lo reprimía, esto me está
quitando tiempo de estudio, algo programado y esas sensaciones eran que estaba
inspirada hasta empecé a permitirme esta posibilidad, después aprendí, eso era
una inspiración se me hizo un oficio, cuando sucedió todas las cosas se pusieron en orden a veces no tenés eso que te titila adentro que
te hace mover, sería como un temblor, como el perro que se muerde la cola, pero que te surja, ahí empieza a ser algo, eso es oficio, puedo escribir algo,
sin la inspiración, desde afuera puedo incorporarme hacia ese adentro que antes
me golpeaba, ahora yo desde afuera con
mis herramientas, si tengo una obligación que cumplir, puedo meterme
hacia ese adentro no siempre con la inspiración.
— Contanos cómo se eligen los temas.
—Si tenés que grabar 12,
obviamente hiciste una lista entre 24 y
30, empezás a decir bueno este tema se parece a este, quise hacer
un recorrido del siglo XX, a veces hay obras que te gustan más lo
melódico por ejemplo “Remolino”, me volvía loca con la versión de Francini-Pontier,
la introducción que hacía Francini en el tema yo decía, que no cante nadie más ,
ya está, se acababa la introducción, cómo hago, estaba conmovida con este tema,
te das esas licencias, dije lo hago representando al violín de Francini, con la
suerte que tuve, hablo del maestro Pablo Agri y que fuera como una versión de
dúo, grabar “El Choclo”, que estuviera Mores, con “Cafetín de Buenos Aires”,
“Ventanita florida”, se eligen, se empiezan a anular, este sí, este no, este se
parece, este lo quiero hacer porque me
hace acordar a mi familia, a mi abuelo, a mi padre, este no puede faltar, ese
me hace acordar a mi mamá, este por ejemplo, quiero que esté Víctor Lavallén, y bueno vamos a hacer este tango,
que es muy estilo Pugliese.
—Perfeccionaste tu voz con dos
grandes, María Graña y Sandra Luna. ¿Cómo fueron esas experiencias?
—Ay, Dios, no te puedo explicar. Tuve
la primera experiencia con María Graña. Fue y sigue siendo a quien yo admiro, mi
Gardel, por llamarla de alguna forma, tiene una higiene vocal, una capacidad, un
instrumento.
—Los artistas se están
reinventando con la nueva manera de hacer espectáculos, los streaming...
—Claro. Eso es lo que yo tengo que reconocer. Esta nueva realidad recién me está cayendo a entenderla, la estoy amasando, me cuesta, creo que voy a encontrar un camino de streaming porque lo veo necesario. Hay que transcurrir una nueva realidad para entender que el arte puede tener estas variaciones uno debe ser flexible, todavía no lo encuentro, estoy en vías de eso , buscando la forma en donde no sentirme tan alejada de mí misma, creo es una falla mía, no estoy encontrando el nuevo eslabón que diga que doy, cuando encuentre ese eslabón, va a ser solamente un medio, no me va a ser una dificultad, eso es lo que me está faltando, y quizá me lo modalizaste vos, porque no le podía poner palabras. Me pasa que también sufro por lo que estamos viviendo, no me puedo alejar del dolor y por eso me quedo congelada, cuesta pensar en un show, cuando hay 12.000 o 13.000 casos, que pueden ser mi mamá o tú mamá, no puedo salir de esto que estamos viviendo, lo debería superar. Me movilizó tu pregunta, me accionó algo que no lo había puesto en palabras, está interesante lo que me causaste.
—Estuviste de gira por Sudamérica, Europa y Asia. Contanos esas experiencias.
— Sí, en Japón hicimos una gira en el
2012, recorrimos casi todo ese país, un
mes y medio, por los 50 años de Minón que es una Asociación que tiene mucho que
ver con el tango acá porque en la época del 70 ayudó mucho a los artistas, fue
una experiencia fabulosa, los teatros llenos de gente que les encanta el tango
y saben un montón de nosotros, se cultivan,
te enseñan, nos tratan con respeto.
—¿Qué es lo que aprendiste de la
música? ¿Qué te deja como mensaje?
—¡Qué hermosa pregunta! A mí la
música me hace creer que todos podemos pensar
un mundo mejor, si pudiera transmitir ese sentimiento primario, ese que
vos tenés con un hijo, un padre, un perro, perdón, hay gente que no me puede
llegar a comprender, el aspecto más primario, es ese que vos no podes dejar de
hacer, que no podes frenar, que viene, eso es la música, pienso que somos iguales,
la mayoría del mundo debe sentir lo mismo, en distintas cosas, ponele que te
guste el fútbol, hacer un mueble, inventar un auto, componer un tema, coser un
vestido, somos todos iguales, yo no entiendo cómo puede ser que no nos podamos
poner de acuerdo. Estamos extrañando con esto de la pandemia, “extrañando un
abrazo, una vincularidad que nos define como seres humanos, imagínate lo
que estamos reclamando”, estamos todos
iguales, eso es lo que me muestra la música, el amor, no podemos vivir sin amor,
ni dar ni dejar de recibir, que cuánto mejor encontremos lo que nos hace feliz, nos vamos a encontrar
caminando a la par, todos iguales y de alguna forma, vos vas a estar haciendo
algo que te guste como esta entrevista,
vas a estar preguntando a través de tu amor por el periodismo yo me voy
a ver identificada, estoy con el amor de
la música, sin embargo somos iguales y eso es lo que nos une, a mí la música me
mostró eso, el amor.
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