TURISMO: UN VIAJE IMPENSADO

Por María Luján GangaiCorría el año 2001, cuando tuve la posibilidad de hacer un viaje memorable al Sur de nuestro país. La oportunidad vino de la mano de una compañera de trabajo que se desempeñaba en el área de Turismo y fue ella quien me propuso, hacer un recorrido por Tierra del Fuego y así poder conocer Ushuaia, Tolhuin y Río Grande.
Recuerdo que mis vacaciones estaban planeadas para enero y al no saber exactamente qué lugar elegir para el descanso, no dudé en aceptar la posibilidad de conocer el Sur y además viajar en avión. Hasta ese momento nunca había viajado por ese medio que, según comentarios, es el transporte más seguro del mundo. 
La emoción comenzó desde que tuve los pasajes en la mano y como el obsequio era para dos personas, no dudé en invitar a mi madre para que me acompañe.
El impacto de esa aventura fue única. Llegamos al Aeroparque Jorge Newbery, aproximadamente dos horas antes del vuelo, en la mañana del 26 de enero de 2001. Una ola de calor invadía Buenos Aires. Realizamos el check in y tanto mi madre como yo estábamos ansiosas por emprender el viaje.
Anunciaron la partida hacia la ciudad de Ushuaia e inmediatamente nos dirigimos a la zona de embarque. Las sensaciones eran encontradas, con emoción y nervios, ya que había llegado el día tan ansiado: viajar por primera vez en avión.
Tengo muy presente el momento del despegue: nos miramos y entre risas y sollozos no podíamos hablar ni una palabra. El vuelo tardó tres horas y media, pero casi ni nos dimos cuenta, porque todo nos llamaba la atención. Al arribar al Aeropuerto Internacional de Ushuaia, nos esperaba un compañero de mi trabajo que vive allá. Fue el guía perfecto para los siete días que nos esperaban y recorrer ese hermoso paisaje.
Lamentablemente no pudimos ver la nieve, pero en enero las temperaturas siguen siendo bajas en la ciudad más austral del mundo. La semana de estadía, pasó velozmente. Recorrimos Ushuaia con sus increíbles paisajes y su deliciosa gastronomía. También nos organizaron varias excursiones de las cuales, la que más me llamó la atención fue la de navegar por el Canal de Beagle, tantas veces visto en los libros de geografía. Antes de regresar nos llevaron a conocer un pueblo llamado Tolhuin, una visita obligada a éste lugar ubicado en el corazón del fin del mundo. El recorrido también abarcó la ciudad de Río Grande, un lugar puramente industrial.
Nuestro viaje llegó a su fin, pero quedó en las retinas esa región mítica, lejana e inmensa que es nuestra Patagonia Argentina.

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