Por Lucas Surra
Pasaron 25 años de la gran campaña de Estudiantes de La Plata en la B Nacional. En la tarde del 13 de mayo de 1995, “El Pincha” pudo retomar las riendas que un año antes había perdido. Con cinco fechas por jugarse, ya había asegurado su ascenso a Primera.
En la campaña, el equipo cosechó 65 puntos (cada partido ganado, en aquel entonces, representaba 2 puntos, a diferencia de hoy en día que se suma de a 3). Fueron 27 victorias, 11 empates y solo 4 derrotas. Completó el torneo con una cantidad de goles impresionante: 86 tantos y solo 34 en contra en 42 enfrentamientos. Atlético Rafaela era el único que se le acercaba con 54 puntos.
“Una desgracia con suerte”, fue como un fanático del club platense describió a aquella aventura por la B Nacional, la cual le tomó únicamente 265 días, un logro que nunca antes había sido registrado. “No te declares jamás vencido, ni aunque mil veces en la lucha caigas”, proclama el himno de esta institución que por más que había caído a la segunda división del fútbol argentino, supo levantarse como el histórico campeón de América que es.
Pasaron 25 años de la gran campaña de Estudiantes de La Plata en la B Nacional. En la tarde del 13 de mayo de 1995, “El Pincha” pudo retomar las riendas que un año antes había perdido. Con cinco fechas por jugarse, ya había asegurado su ascenso a Primera.
En la campaña, el equipo cosechó 65 puntos (cada partido ganado, en aquel entonces, representaba 2 puntos, a diferencia de hoy en día que se suma de a 3). Fueron 27 victorias, 11 empates y solo 4 derrotas. Completó el torneo con una cantidad de goles impresionante: 86 tantos y solo 34 en contra en 42 enfrentamientos. Atlético Rafaela era el único que se le acercaba con 54 puntos.
“Una desgracia con suerte”, fue como un fanático del club platense describió a aquella aventura por la B Nacional, la cual le tomó únicamente 265 días, un logro que nunca antes había sido registrado. “No te declares jamás vencido, ni aunque mil veces en la lucha caigas”, proclama el himno de esta institución que por más que había caído a la segunda división del fútbol argentino, supo levantarse como el histórico campeón de América que es.
De la mano de Miguel Ángel Russo y Eduardo Luján Manera, el retorno a Primera no se hizo tan complejo. Su grupo contaba con varios jóvenes promesas que prontamente se convertirían en hombres capaces de llevar un equipo a la gloria: Claudio Paris, Juan Fontana, Edgardo Prátola, Diego Capria, Gastón Córdoba y ni más ni menos que Juan Sebastián Verón y Martín Palermo. Para darle un toque de experiencia al equipo, jugadores con recorrido en primera división como Rubén Capria y José Luis Calderón, acompañaron a Estudiantes en esa gloriosa campaña.
El objetivo era claro: regresar a Primera División, pero este equipo no solo logró eso en un tiempo récord, sino que también enamoró a sus hinchas y llamó la atención tanto a espectadores del fútbol como a otros equipos, quienes al ver el buen rendimiento de los jugadores “pincharratas” decidieron ofertar por ellos, como el caso de Verón, un referente del equipo, o el gran goleaador, Palermo, ambos contactados por Boca Juniors.
En el campeonato 1994/95 del torneo Nacional B, surgieron dos ascensos y tres descensos, uno de los que perdió la categoría fue Talleres de Escalada. Un periodista e hincha de Talleres, contó cómo vivió aquella época y habló sobre la superioridad que manejaba Estudiantes sobre los demás equipos. “Había una notoria diferencia de Estudiantes con los otros equipos del nacional B, fue arrolladora la campaña”, dijo, y agregó: “Para Estudiantes fue refundacional, hubo un antes y un después de ese descenso, nunca más volvió a tener una crisis institucional”. Finalizó diciendo que “el descenso realmente fue tocar fondo para salir hacia adelante y no parar más. Gran parte del éxito se lo debe a ese descenso”.
“Pasamos a tener de aquel inestable equipo que no pudo sostener la categoría a un tanque de guerra que pasaba por encima a cualquiera que se le cruzaba”, comentó Osvaldo Principí, periodista de boxeo y fanático de Estudiantes. Además, contó una pequeña anécdota de aquella época .“Como Estudiantes siempre jugaba a las siete televisado por canal 9 y yo trabajaba en el ámbito del boxeo, hacía esperar al remis en la puerta hasta que el partido terminara”, dijo. En esas palabras se puede ver el encanto que provocaba este equipo en esa época.
“Pasamos a tener de aquel inestable equipo que no pudo sostener la categoría a un tanque de guerra que pasaba por encima a cualquiera que se le cruzaba”, comentó Osvaldo Principí, periodista de boxeo y fanático de Estudiantes. Además, contó una pequeña anécdota de aquella época .“Como Estudiantes siempre jugaba a las siete televisado por canal 9 y yo trabajaba en el ámbito del boxeo, hacía esperar al remis en la puerta hasta que el partido terminara”, dijo. En esas palabras se puede ver el encanto que provocaba este equipo en esa época.
Comentarios
Publicar un comentario