Por Nahuel Lefchuc
Habían perdido el partido de ida, entraron los once titulares muy nerviosos, pero con la ilusión intacta de dar vuelta la serie...
En el que sería el peor año de su historia, Racing llegaba a la final del torneo “Proyección 86”,denominado así porque a tres años del Mundial de México solo jugaban los chicos menores de 18. Participaban del certamen todos los equipos de primera división.
Para llegar a la definición, la Academia tuvo que vencer a Estudiantes, Rosario Central y Argentinos Juniors. En la final llegaba el turno de Newell’s. Se jugó a partido de ida y vuelta. En el primer cotejo, los de Rosario se quedaron con el juego por 1-0. La ansiedad de los jugadores de la entidad de Avellaneda se hacía sentir en los momentos previos. “La concentración fue una locura, todos estamos muy nerviosos pero nos teníamos toda la confianza”, contó Edgardo Yusso, jugador de aquel plantel campeón, además agregó: “Vivir la final de afuera me costó muchísimo, se sufre más de afuera que de adentro”. Claro, porque el volante no fue elegido por el técnico para disputar la definición.
La final se jugó el 31 de mayo y en cancha de Vélez, como todos los partidos del torneo.
Todo comenzó de la mejor manera para la Academia ya que a los siete minutos, el Torito Santiago Raffo marcaba el 1-0 y la igualdad en el global. A los 34, Paolorrosi le daba el empate al rojinegro. “Pensamos que se nos escapaba, por suerte no bajamos los brazos y pudimos llevarnos el campeonato” comentó Edgardo. A los 64 “Camote” Acuña marcó el segundo y puso la igualdad en la serie. Todo estaba muy parejo hasta que en el último suspiro, Marcelo Ferreyra, con un zurdazo potente y letal le dio la victoria a Racing, puso el 3-2 en el conteo total y desató la locura de los de Avellaneda en el Amalfitani. “Hacía mucho que no gritaba un gol así, fue un desahogo enorme porque estábamos por ir a penales. Se estaba sufriendo mucho”, dijo Yusso, sobre el momento del tercer gol. Así, la Acade se quedó con el título y tuvo una alegría en el año en el que descendería a la segunda división del fútbol argentino.
Habían perdido el partido de ida, entraron los once titulares muy nerviosos, pero con la ilusión intacta de dar vuelta la serie...
En el que sería el peor año de su historia, Racing llegaba a la final del torneo “Proyección 86”,denominado así porque a tres años del Mundial de México solo jugaban los chicos menores de 18. Participaban del certamen todos los equipos de primera división.
Para llegar a la definición, la Academia tuvo que vencer a Estudiantes, Rosario Central y Argentinos Juniors. En la final llegaba el turno de Newell’s. Se jugó a partido de ida y vuelta. En el primer cotejo, los de Rosario se quedaron con el juego por 1-0. La ansiedad de los jugadores de la entidad de Avellaneda se hacía sentir en los momentos previos. “La concentración fue una locura, todos estamos muy nerviosos pero nos teníamos toda la confianza”, contó Edgardo Yusso, jugador de aquel plantel campeón, además agregó: “Vivir la final de afuera me costó muchísimo, se sufre más de afuera que de adentro”. Claro, porque el volante no fue elegido por el técnico para disputar la definición.
La final se jugó el 31 de mayo y en cancha de Vélez, como todos los partidos del torneo.
Todo comenzó de la mejor manera para la Academia ya que a los siete minutos, el Torito Santiago Raffo marcaba el 1-0 y la igualdad en el global. A los 34, Paolorrosi le daba el empate al rojinegro. “Pensamos que se nos escapaba, por suerte no bajamos los brazos y pudimos llevarnos el campeonato” comentó Edgardo. A los 64 “Camote” Acuña marcó el segundo y puso la igualdad en la serie. Todo estaba muy parejo hasta que en el último suspiro, Marcelo Ferreyra, con un zurdazo potente y letal le dio la victoria a Racing, puso el 3-2 en el conteo total y desató la locura de los de Avellaneda en el Amalfitani. “Hacía mucho que no gritaba un gol así, fue un desahogo enorme porque estábamos por ir a penales. Se estaba sufriendo mucho”, dijo Yusso, sobre el momento del tercer gol. Así, la Acade se quedó con el título y tuvo una alegría en el año en el que descendería a la segunda división del fútbol argentino.
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