Por Luciano Villalba
Aquella
inolvidable corrida del Pity Martínez daba por terminada la edición 2018 de la
Copa Libertadores. River se consagró campeón ganándole la final ni más ni menos
que a su eterno rival, Boca, por 3-1 en Madrid. Fue la final ideal que no se
imaginaba ni en una película de Steven Spilberg. Jugada ni más ni menos que en
el Santiago Bernabéu.
La historia no comenzó de la mejor manera para los de Núñez. Dos empates seguidos en el inicio de la fase de grupos, frente a Flamengo y Emelec, dejaron algo de dudas. Pero tres victorias consecutivas dieron el puntapié inicial y River se clasificó a la próxima ronda a falta de un partido por disputarse. El sorteo indicó que el rival de octavos de final fuera Racing. Tras un duro partido de ida en Avellaneda, y con la expulsión del capitán Leo Ponzio, todo se definió en el Monumental. Fue una contundente victoria 3 a 0 con goles de Pratto, Palacios y Borré. Una partido brillante desde lo táctico, y defendiéndose muy bien. Los cuartos serian frente a Independiente, otro conocido. Nuevamente fue empate en 0 en la ida. En la revancha se vio mucho más ese juego vertiginoso que propone el técnico, y se dio así. 3 a 1 para los locales, con goles de Scocco, Quintero y Borré. Gremio de Porto Alegre, campeón defensor, sería el cruce de semis. La ida fue muy disputada y cortada. No fue el mejor partido, y se vio reflejado en el resultado. Fue la primer y única derrota en el certamen, 0 a 1. El destino indicaría que River volvería a hacer una hazaña. Dio vuelta la serie con los agónicos goles de Borré y el Pity, de penal. Al día siguiente se dio lo que todo el mundo estaba esperando. Habría superclásico en la final. La ida se jugó en La Bombonera. Fue empate 2 a 2 con sabor casi a victoria, ya que en la última jugada del partido Armani le tapó un mano a mano a Benedetto. Tras muchas idas y vueltas, el 9 de diciembre se disputó la finalísima en Madrid. River se consagró campeón frente al rival de toda la vida. Fue 3 a 1 con goles de Pratto, Juanfer, y la solitaria corrida del Pity para el tercero. El River de Gallardo lo volvió a hacer. Llanto, emoción y felicidad por parte de jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, acompañados por la mitad del Bernabéu que se tiñó de rojo y blanco. De esta manera, River levantó la cuarta Copa Libertadores de su historia, de la mano del Muñeco.
La historia no comenzó de la mejor manera para los de Núñez. Dos empates seguidos en el inicio de la fase de grupos, frente a Flamengo y Emelec, dejaron algo de dudas. Pero tres victorias consecutivas dieron el puntapié inicial y River se clasificó a la próxima ronda a falta de un partido por disputarse. El sorteo indicó que el rival de octavos de final fuera Racing. Tras un duro partido de ida en Avellaneda, y con la expulsión del capitán Leo Ponzio, todo se definió en el Monumental. Fue una contundente victoria 3 a 0 con goles de Pratto, Palacios y Borré. Una partido brillante desde lo táctico, y defendiéndose muy bien. Los cuartos serian frente a Independiente, otro conocido. Nuevamente fue empate en 0 en la ida. En la revancha se vio mucho más ese juego vertiginoso que propone el técnico, y se dio así. 3 a 1 para los locales, con goles de Scocco, Quintero y Borré. Gremio de Porto Alegre, campeón defensor, sería el cruce de semis. La ida fue muy disputada y cortada. No fue el mejor partido, y se vio reflejado en el resultado. Fue la primer y única derrota en el certamen, 0 a 1. El destino indicaría que River volvería a hacer una hazaña. Dio vuelta la serie con los agónicos goles de Borré y el Pity, de penal. Al día siguiente se dio lo que todo el mundo estaba esperando. Habría superclásico en la final. La ida se jugó en La Bombonera. Fue empate 2 a 2 con sabor casi a victoria, ya que en la última jugada del partido Armani le tapó un mano a mano a Benedetto. Tras muchas idas y vueltas, el 9 de diciembre se disputó la finalísima en Madrid. River se consagró campeón frente al rival de toda la vida. Fue 3 a 1 con goles de Pratto, Juanfer, y la solitaria corrida del Pity para el tercero. El River de Gallardo lo volvió a hacer. Llanto, emoción y felicidad por parte de jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, acompañados por la mitad del Bernabéu que se tiñó de rojo y blanco. De esta manera, River levantó la cuarta Copa Libertadores de su historia, de la mano del Muñeco.
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