Por Tadeo Mangialavori
Llegamos a una cifra de un dígito. Ahora sí, ya podés empezar a contar los días con los dedos de la mano. La eterna espera mundial de cuatro años se reduce tan solo a nueve días para que se ponga en marcha el máximo evento a nivel deportivo.
Aún queda en nuestra retina el triste 13 de julio de 2014, en el que le pasamos de refilón a la gloria. Ese día que todos recordamos, entre otras cosas, por haber gritado con el alma un gol que no fue, o por la brutal entrada de Neuer sobre Higuaín, que el árbitro italiano, Nicola Rizzoli, ignoró. Qué distinto hubiera sido...
Dicen que el tiempo cura, pero esto está en duda. Pero si de algo podemos estar convencidos, es de que esa herida aún no cicatrizó en los corazones argentinos. La imagen de Götze entrando por el primer palo, el "era por abajo" a Palacio, son imágenes que siguen grabadas en los hinchas.
¿Revancha? No, no se trata de eso. Rusia será otra gran oportunidad, quizás la última, para esta generación de extraordinarios futbolistas. Ilusionate, andá contra todos los pronósticos, porque hay un Dios, bajito y con la 10, que juega para nosotros.
Llegamos a una cifra de un dígito. Ahora sí, ya podés empezar a contar los días con los dedos de la mano. La eterna espera mundial de cuatro años se reduce tan solo a nueve días para que se ponga en marcha el máximo evento a nivel deportivo.
Aún queda en nuestra retina el triste 13 de julio de 2014, en el que le pasamos de refilón a la gloria. Ese día que todos recordamos, entre otras cosas, por haber gritado con el alma un gol que no fue, o por la brutal entrada de Neuer sobre Higuaín, que el árbitro italiano, Nicola Rizzoli, ignoró. Qué distinto hubiera sido...
Dicen que el tiempo cura, pero esto está en duda. Pero si de algo podemos estar convencidos, es de que esa herida aún no cicatrizó en los corazones argentinos. La imagen de Götze entrando por el primer palo, el "era por abajo" a Palacio, son imágenes que siguen grabadas en los hinchas.
¿Revancha? No, no se trata de eso. Rusia será otra gran oportunidad, quizás la última, para esta generación de extraordinarios futbolistas. Ilusionate, andá contra todos los pronósticos, porque hay un Dios, bajito y con la 10, que juega para nosotros.
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