Por Facundo Lazarte
A tres horas del pitazo inicial el encuentro había comenzado, hinchas de ambas selecciones iban llegando al estadio para vivir los octavos de final de la Copa del Mundo Rusia 2018. Puro optimismo de ambas aficiones que confiaban en que su seleccionado se llevaría la victoria y el pase a cuartos.
Un público francés que llegaba a la cancha tranquilo comparado con el argentino, que con sus conocidos cantos y aliento constante hacía notar su presencia en Kazán.
Entre tantos hinchas franceses y argentinos algo que llamaba la atención es que había una buena cantidad de público de otros países mostrando su bandera, brasileños, alemanes, peruanos, colombianos, y serbios entre otros. Algo que es típico de Argentina es ir a ver a la selección con camisetas y banderas de sus respectivos clubes, actitud que también se vio en este partido con cosas de Boca, River, Estudiantes, San Lorenzo, Argentinos Juniors, Independiente, Colón, Berazategui, y Almagro.
En el comienzo del partido las hinchadas jugaban su propio partido en el cual ganaba la argentina por amplia diferencia hasta que llegó el primer gol francés y se igualó el encuentro de tribunas. Tras el empate antes del descanso el público albiceleste volvía a sentirse demasiado y terminaba el primer tiempo con una igualdad en el marcador pero una gran ventaja en las tribunas para Argentina.
Comienzo del complemento, gol, 2 a 1 a favor de Argentina y ensordecedor grito de la afición. Durante 10’ los hinchas europeos estuvieron paralizados por el empate, hasta que a los ST 13’ Mbappé con su empate los reactivó. Llegó el tercer y el cuarto gol francés, que apagó un poco a los hinchas argentinos y activó más que nunca a los del viejo continente.
El resto fue fiesta francesa que, a pesar del descuento de Argentina y una clara chance para empatar, se llevó la alegría del pase a cuartos de final. Los hinchas argentinos se fueron algunos tristes, otros enojados y la mayoría orgullosos de la selección, que nunca dio por perdido el partido, tampoco demostró un gran juego, pero si una gran muestra de coraje, y como se dice en el fútbol “muchos huevos”.
A tres horas del pitazo inicial el encuentro había comenzado, hinchas de ambas selecciones iban llegando al estadio para vivir los octavos de final de la Copa del Mundo Rusia 2018. Puro optimismo de ambas aficiones que confiaban en que su seleccionado se llevaría la victoria y el pase a cuartos.
Un público francés que llegaba a la cancha tranquilo comparado con el argentino, que con sus conocidos cantos y aliento constante hacía notar su presencia en Kazán.
Entre tantos hinchas franceses y argentinos algo que llamaba la atención es que había una buena cantidad de público de otros países mostrando su bandera, brasileños, alemanes, peruanos, colombianos, y serbios entre otros. Algo que es típico de Argentina es ir a ver a la selección con camisetas y banderas de sus respectivos clubes, actitud que también se vio en este partido con cosas de Boca, River, Estudiantes, San Lorenzo, Argentinos Juniors, Independiente, Colón, Berazategui, y Almagro.
En el comienzo del partido las hinchadas jugaban su propio partido en el cual ganaba la argentina por amplia diferencia hasta que llegó el primer gol francés y se igualó el encuentro de tribunas. Tras el empate antes del descanso el público albiceleste volvía a sentirse demasiado y terminaba el primer tiempo con una igualdad en el marcador pero una gran ventaja en las tribunas para Argentina.
Comienzo del complemento, gol, 2 a 1 a favor de Argentina y ensordecedor grito de la afición. Durante 10’ los hinchas europeos estuvieron paralizados por el empate, hasta que a los ST 13’ Mbappé con su empate los reactivó. Llegó el tercer y el cuarto gol francés, que apagó un poco a los hinchas argentinos y activó más que nunca a los del viejo continente.
El resto fue fiesta francesa que, a pesar del descuento de Argentina y una clara chance para empatar, se llevó la alegría del pase a cuartos de final. Los hinchas argentinos se fueron algunos tristes, otros enojados y la mayoría orgullosos de la selección, que nunca dio por perdido el partido, tampoco demostró un gran juego, pero si una gran muestra de coraje, y como se dice en el fútbol “muchos huevos”.
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