Por Carlos Adrián Álvarez
Un mundial de fútbol excede claramente el ámbito deportivo, y
Rusia 2018, no es la excepción. El triunfo del viernes de Suiza 2-1 a Serbia
con goles de Granit Xhaka y Xherdan Shaquiri -con festejo similar a la bandera
de Albania, al cruzar las manos en forma de águila-, expuso ante millones de televidentes, un
viejo litigio no saldado: La guerra de los Balcanes (con un saldo de 130 mil
muertos).
El zurdo virtuoso Shaquiri marcó el gol de la victoria y
aprovechó la ocasión para liberar su alma. Oriundo de kosovo, debió emigrar a
Suiza en busca de paz, dada la rivalidad histórica con Serbia en varios
frentes. Porque Albaneses y Serbios no han resuelto tensiones étnicas,
religiosas y políticas.
La llanura de Kosovo ( tierra de los Mirlos para Serbia),
desde la Edad Media fue habitada por los serbios, pero luego el imperio otomano
se instaló en la región. Los albaneses convertidos al islam eran la contracara
de la tradición cristiana imperante. El Tratado de Londres de 1913 devolvió
Kosovo a Serbia y se desató la ira de los descendientes de los colonos
albaneses, que constituían la mayoría de la población.
Durante la Segunda Guerra Mundial el ejército nazi invadió el
reino de Yugoslavia y Kosovo volvió a manos de Albania (ocupada por la Italia
fascista). Allí se llevaron a cabo 30 mil asesinatos de serbios. Con la gestión
del “Mariscal” Tito se le brinda en 1974 más autonomía. Ya en la década del 90
intervienen las fuerzas de la OTAN con bombardeos hacia objetivos yugoslavos
con la excusa de evitar las limpiezas étnicas -campaña orquestada por EE.UU
para establecer su control-.
En 1999 la ONU aprobó la Resolución 1244 y fue aceptada por
las partes. Kosovo se mantenía dentro de las fronteras de Serbia, pero
monitoreado por la ONU. La verdad es que nunca hubo paz, y los crímenes se
multiplicaron. La gravedad del enfrentamiento se manifestó en la voz de Carla
del Ponte, fiscal de la Haya, quién afirmó que el Ejército de Liberación de
Kosovo habría traficado con prisioneros serbios, a quiénes le quitaron órganos
en Albania.
En 2008 el parlamento de Kosovo, por fuera de la ONU,
proclamó su independencia y se dividió la comunidad internacional: EE.UU,
Francia e Inglaterra lo aceptaron, mientras que Rusia, China, Brasil y
Argentina lo negaron, entre otros países.
Los mundiales de fútbol se juegan cada cuatro años y es
inevitable la influencia de la política. Los hechos a lo largo de la historia
así lo certifican, y la reivindicación a sus raíces de parte los jugadores de
Suiza para el pueblo albano, es la mejor muestra.
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