Por Iván Cranstoun
Eduardo Gonzalez Rouco es periodista deportivo que trabaja
en Carburando y a pesar de estar jubilado continúa trabajando de lo que le
gusta. En un mano a mano nos cuenta sobre su profesión, acerca del
automovilismo y su experiencia.
¿Cómo fueron tus comienzos?
Mi padre era muy amigo de Oscar Gálvez de muy joven por ir a
las picadas, que en aquel momento estaban permitidas, porque había pocos autos
en la década del ’40 y por eso siempre estuvo muy ligado al automovilismo. Llegó
un momento en el año ’60, mi tío Andrés Rouco, hermano de mi madre, era
periodista y relator que había hecho futbol y automovilismo y le propuso a mi
padre armar un equipo para empezar a hacer automovilismo. Ellos se asociaron
con otro grupo de periodistas y comenzaron a hacer una transmisión, la primera
fue el 19 de marzo del año ’60 en la Vuelta de Santa Fé, en Venado Tuerto, y de
ahí en más el camino para poder llegar hasta hoy. En mi caso, todavía estudiaba
y llegué a Carburando en el año ’65, empecé a hacer lo elemental, a conocer cómo
eran los movimientos, a dar una mano, a colaborar, hacer algunas notitas, en
las carreras y largadas y de a poquito me fui metiendo más en el tema. En el
año ’69 mi tío se retiró, porque tenía un problemita de salud, y a partir de
ese momento paso a relatar las carreras. Primero en la radio, después la radio
y la televisión, luego la televisión y acá estamos.
¿No te llamó la atención el medio gráfico?
Nosotros tuvimos en un tiempo determinado una revista, que
anduvo muy bien, pero siempre me gustó mucho el reportaje en vivo, la nota
tanto sea de radio como de televisión, me atrajo más eso que ponerme a
escribir. Eso depende de cada persona y de cómo se siente, igualmente he
escrito notas para revistas, para diarios y demás, pero no es lo mío. A mí me
gusta la parte oral.
¿No pensaste en ser piloto en lugar de periodista deportivo?
No, pero me hubiera gustado, no manejo mal, generalmente
yendo y volviendo de las carreras hemos andado muy rápido, pero demasiado.
Nosotros viajamos todas las semanas íbamos y veníamos con bastante tránsito
durante muchísimos años, pero no se dio la circunstancia. Además, tenía que
trabajar en lo que tenía que ver con la transmisión y ¿cómo hacía para
realizarla si tenía que correr una carrera? era un imposible. A mi hijo
Cristian le gustaba esto y yo le dije: “Yo nunca te voy a dar una mano para
correr”, porque siempre pensé que la lógica era que él se dedicara a la parte
periodística, sin embargo consiguió con algunos sponsors y con gente de las
categorías correr algunas carreras. A mí me hubiera gustado.
De todas las anécdotas que debes tener, ¿cuál es la que
podes decir “esta no me la voy a olvidar nunca”?
Anécdotas tengo muchas buenas y malas. Buenas de repente
haber podido estar transmitiendo las carreras que corrió Reutemann en la
fórmula 1, haber vivido triunfos de él. Recuerdo uno que fue muy emotivo cuando
ganó en Mónaco y lo hizo en una circunstancia especial, ya que venía segundo
pero se pegó el que venía primero y consiguió el triunfo, fue una cosa medio
inesperada. Después situaciones difíciles, haber vivido muerte de pilotos. La
relación de los pilotos, en aquel momento, con los periodistas era mucho más cercana que hoy, porque el
piloto tenía muchos más riesgos. Al largarse una carrera, como eran circuitos
de ruta muy peligrosos y los autos tampoco eran demasiado confiables, entonces
ellos sabían que arrancaba la carrera pero no sabían si volvían. Lo que se
compartía con los pilotos era de otra manera, menos profesional, nos juntábamos
los sábados a la noche a tomar y comer algo. Hace unos días se cumplió el
aniversario de la muerte de Nasif Estéfano, gran piloto argentino, era muy
amigo mío y me tocó la circunstancia de que yo estaba transmitiendo esa
carrera, que era un pequeño gran premio, y a mi lado estaba su mujer. Después,
en privado, cuando ya había pasado el accidente se puso nerviosa y a mí me
avisan al rato que había muerto, así que tuve que dejar un minuto la
transmisión, ir a consolarla y decirle lo que pasó. También Roberto Mouras,
otro piloto excepcional que se mató por lo sucedido.
¿Te tocó conducir el Dakar alguna vez?
No. El Dakar en realidad es muy reciente en esta zona lo que
más se le parece son las carreras de los grandes premios de TC o de Turismo
Nacional, porque era hasta mucho más difícil y peligroso todavía, debido a que
en éste se hace por tramos determinados. En los grandes premios de TC, a veces tenían
que andar a 700 u 800 kilómetros a fondo toda la etapa, en una de esas se
llevaban cinco o seis horas transitar lugares complicados y calculá lo que es
un piloto, arriba de un auto, a fondo permanente, en ese tipo de vehículo que
no tenía ni las comodidades ni la seguridad de los que tienen hoy. Yo me he
subido a autos, las butacas estaban hechas a media espalda, con un cinturón en
la cintura y nada más. Ahora tenés la jaula, el airbag, el casco como
corresponde, el hann que te asegura el cuello y los autos son más seguros
también. Yo lo valoro y si hablás con cualquier piloto que corrió en aquella
época te va a decir lo difícil y peligroso que era.
¿Algún miembro de tu familia comparte esta profesión?
Lo compartió mi padre, mi tío y ahora mis hijos. En realidad
dos de mis hijos, el más chico no pero los dos mayores si, Cristian hasta el
año pasado estuvo dos años transmitiendo la Fórmula 1 por un canal europeo y mi
otro hijo fue comentarista mío, fue periodista en las notas, los reportajes en
las carreras y en los últimos años maneja todo lo que es información de la
página.
¿Tu familia cómo se tomaba cuando te ibas de gira para
transmitir una carrera?
Fue duro, porque en la época en la que yo transmitía las
carreras de Formula 1 me iba de acá los martes para poder llegar a Europa el
día miércoles, el jueves iba a chequear la parte de credenciales y viernes, sábado
y domingo tenía carreras. Después volvía, el martes ya estaba acá y el fin de
semana siguiente tenía carrera en Argentina, fue un período en el que, junto a
mi mujer y mis hijos vivimos situaciones complicadas, yo no estaba, ella se
tenía que hacer cargo de todo, no fue fácil.
¿Por qué elegiste las carreras y no otro deporte como el
fútbol?
Yo seguí mucho el fútbol, soy hincha de San Lorenzo y en mi
juventud, con un grupo de amigos nos íbamos a ver los partidos a todos lados.
Pero cuando me recibí en el colegio y empecé a dedicarme al periodismo ya no
era compatible, además yo tenía la facilidad que mi familia estaba en el tema
del automovilismo que también me gustaba, igual no me hubiera disgustado y me
sigue gustando.
¿Qué sentís al recibir un premio por tu trabajo?
He recibido muchos premios a lo largo del tiempo, como el de
Fangio y algún Martín Fierro, entre otros. Para mí es una satisfacción que se
reconozca el trabajo que uno hace, pero siempre que me los dan o si no me los
dan, yo digo que el mejor premio que vos recibís es el del público. Por
ejemplo, en las transmisiones cuando hacía radio, en la cabina abría las
ventanas para estar más cerca de la gente y se agolpaban en frente porque las
carreras se seguían más a través de la radio. Entonces yo compartía, hacía
hablar al público y fuera del aire también, siempre tenía un contacto cercano
con la gente y además me aportaban detalles que podía incluir dentro de lo que
yo hacía, por supuesto no todo. Tiene tanto valor un premio que te dan como ese
contacto con la gente. Nosotros teníamos el 85 por ciento del rating en Radio Rivadavia,
era nuestro programa y no existía otra cosa.
¿En cuanto a tu carrera, sentís que te faltó algo por hacer?
Creo que cumplí con todo lo que pensaba, vos cuando haces
algo tratas de que sea lo mejor y lo hice de la mejor manera posible que me
pusieron como la voz del automovilismo y era una satisfacción para mí.
¿Si tuvieras que darle un consejo a un estudiante de
periodismo, que le dirías?
Primero, en lo que va a hacer, que le guste mucho, que sea
hincha de automovilismo antes que periodista, sentirlo para que salga bien,
porque la pasión no se compara con nada. Si a la pasión le ponés como
aditamento el estudio de periodismo y el desarrollo mental que uno puede llegar
a tener para interpretar lo que quiere la gente y decírselo de una manera
especial. Hay periodistas de todo tipo, algunos entran en uno mucho más fácil
que otros, primero que lo sienten y por otro lado está la forma de decir y de
mostrar. Cuando hablaba con mis periodistas al hacer radio, les decía:
“Nosotros somos los ojos de la gente”. Nosotros vamos a estar transmitiendo y
la gente tiene que estar ubicada, aproximadamente, donde estás, el piloto que
maniobra hizo, como la hizo, en qué lugar, como era la zona, como dobló, eso lo
tenés que transmitir y que el individuo en su casa, por la radio imagine la
situación, que sea lo más cercano a la realidad.
Si tuvieras la oportunidad de volver a nacer, ¿elegirías
nuevamente transmitir carreras o te dedicarías a otra cosa?
Creo que haría exactamente lo mismo, porque tuve mucha
satisfacción y fue mi forma de vida. Durante todos estos años viví del
automovilismo, de las transmisiones, de las carreras, de mi trabajo, siempre
fue así.
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