Por Iván Cranstoun
La vejez, una etapa de la vida a la cual las
personas la definen de muchas formas como el aburrimiento, las enfermedades, la
depresión, pero hay algo más grande detrás de todo eso y es la felicidad. Es
cierto que a todos nos pasan los años y que también nos perdemos o no
aprovechamos muchas cosas, pero ¿por esa razón vamos a dejar de divertirnos?
NO. Cuando te pones a pensar el tiempo que pasó y lo que poco a poco la vida te
fue quitando, ahí, en ese instante, muchas personas se replantean sus vidas,
algunos deciden pasar el resto de sus días en sus casas o postrados en una
camilla de un hospital. En cambio, la otra parte son los que optan por seguir
adelante, realizar sus sueños y sobre todas las cosas, divertirse en el proceso,
ellos son los protagonistas de su propia historia historia. El pasado lunes dos
de octubre, en la Legislatura Porteña, se realizaron una serie de exposiciones
en la que, los jubilados dieron a conocer todas las actividades que realizan día
a día en distintos talleres de manualidades. Era una gran sala cubierta de
sillas, con enormes lámparas colgando del techo como si fueran estrellas, a la
derecha un espejo que cubría toda la pared y reflejaba todo lo que allí había,
a los costados se podían encontrar mesas para degustar café con medialunas y al
final de la misma se encontraba un gran escenario. El lugar estaba repleto por
donde se lo observara, incluso los cantantes y los bailarines permanecían de
pie ansiosos por comenzar con su actuación. Ester Sánchez, de 63 años, forma
parte del grupo de baile que se presentó en la Legislatura y en un mano a mano
nos cuenta sobre las actividades que realizó para prepararse, “Hago gimnasia y
tango los martes, los miércoles tango en la iglesia y los jueves folklore”,
dijo la bailarina y con una sonrisa agregó: “Donde nos invitan vamos a bailar”.
De esta forma se pasó gran parte de la mañana y de la tarde con esta
maravillosa jornada llena de alegrías, risas y momentos emotivos.
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