Violencia obstétrica: una experiencia que desgarra

Entrevista

Por Gisela Doello - Periodismo de 1er año
“No me preguntaron si era soltera, lo asumieron por mi edad y por mi edad me hicieron pasar la peor experiencia de mi vida”. “No quise volver a tener un hijo”. Esas y otras frases fueron las que dijo ella, quien pidió preservar su identidad. Una charla intima en la que revivió lo que, según ella, fue “la peor experiencia”. Un caso más de violencia obstétrica, un tipo de violencia que está tan naturalizado y por lo cual las denuncias son casi inexistentes.
-¿En qué situación llegaste al hospital?-Llegué a la guardia ya con la bolsa rota y fui recibida por el obstetra de turno.
 -¿Ya sabías que ibas a tener a tu bebé por parto natural o se habló en algún control sobre la posibilidad de una cesárea?
-Hasta ese momento era parto natural, pero a pesar de que la bolsa ya estaba rota tuve 25 horas de trabajo de parto. En ningún momento me hablaron de cesárea, al parecer querían hacerlo como ellos les parecía.
-¿Cómo fue el trato durante esas 25 horas?-Recuerdo que sentía mucho dolor, no lo soportaba. Sufrí todos los dolores preparto y sin que me dieran calmantes o me pongan un goteo. Cada 4 horas un médico distinto me hacía tacto y se iba, en una oportunidad fue un camillero, era un desfile de médicos y practicantes. Mi situación no ayudaba, en 20 horas dilate muy poco así que se turnaban para tocarme, así lo sentía yo.
-“Me toco hasta el camillero”, es una frase fuerte. ¿No había un obstetra que te controlara?-Sí, había. Cambiaban por turno, pero igualmente además del obstetra había siempre varios practicantes. Cada vez que me controlaban me sentía un experimento.
¿Te dieron la opción de ser atendida por tu obstetra de cabecera?-En realidad no tenía uno, en el hospital te atiende el que está de guardia y después de 20 horas de trabajo de parto me dieron una camilla para esperar acostada.
-¿Durante todo ese tiempo no te asignaron una habitación?-No, me mandaban a caminar y volver a hacer tacto. En el momento que tuve 7 centímetros de dilatación me preingresaron, digo “pre” porque lo único que hicieron fue darme una camilla y me dejaron en el pasillo de la sala de parto sola.
-En esas horas, ¿cómo fue el trato con los médicos o enfermeros?-No había trato, si tenían que volver antes de las 4 horas lo único que hacían era hacerme tacto. Al parecer era un delito decir que sentía mucho dolor y era como si les molestara tener que hacer un control antes de las horas que a ellos les parecía.
-¿Te acordás del ingreso a la sala de parto y el momento del nacimiento?-Como para olvidarme... Cuando me dieron la camilla empezaron a venir cada 1 hora aproximadamente, al llegar a los 8 centímetros de dilación me ingresaron y una vez más tenía un sequito de practicantes conmigo que veían absolutamente todo. Yo seguía sin suero, no habían dado ningún calmante, estaba teniendo a mi hijo en un real parto natural. El dolor era insoportable, sentía todo, era como si me desgarraran completa y dije que me dolía muchísimo que no aguantaba. Una médica se me acerco y me dijo que yo estaba dentro de un plan para madres jóvenes y solteras y, para que no haya madres tan jóvenes, no se nos aplicaban calmantes. Estaba sufriendo, no pude contestarle pero recuerdo que no me preguntaron si era soltera, lo asumieron por mi edad y por mi edad me hicieron pasar la peor experiencia de mi vida. Yo creo que no importa, yo no era soltera pero si lo hubiese sido creo que no merecía pasar por una experiencia semejante. Te digo, sentí todo y una vez que nació me rehusaba a que me toquen. No te voy a mentir, me imagine de todas las maneras que podía matar a esa médica, practicante o lo que sea que era.
-Con relación al parto sin anestesia, ¿tuviste consecuencias en tu salud?-En mi salud, no. Sí te digo que en el momento sentí como me desgarraban entera. Te soy sincera, después de tener a mi bebé no quise tener más hijos y te digo que yo quería tener tres o cuatro, soñaba con una familia numerosa. Se me quedó grabado, no me olvido más.
-Una vez que te llevaron a la sala, ¿cambió el trato?-Totalmente, es como otro mundo, un lugar paralelo. Yo ingrese por guardia, lo entiendo pero me pasearon por todo el hospital y me trataron como escoria, no era mi primer hijo. La experiencia en el parto de mi hija fue absolutamente distinta, nunca conocí tanta maldad. Cuando estuve en la sala fue otra cosa, los enfermeros eran humanos, sentían como yo y pude descansar, ahí por fin pude descansar.
-¿Qué le recomendarías a las mujeres que pasan por estas situaciones?-A mí me paso hace 28 años. Sé que ahora hay leyes que nos protegen. Por eso les diría que no se callen. No es humano lo que me hicieron. Denuncien los casos de violencia obstétrica porque una embarazada a punto de dar a luz está en un momento de absoluta vulnerabilidad, estamos expuestas, merecemos ser respetadas en todos los ámbitos, más en una situación como esta. Mi hijo está sano, yo estoy sana, solo se truncó mi sueño de la gran familia pero no dejen que lo hagan con ustedes. Somos afortunadas de poder crear vida, eso es motivo más que suficiente para ser tratadas con respeto y amabilidad. Así que una vez más les digo, denuncien, hablen, que estas bestias dejen de ser impunes.

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