Por Carolina Alfredo
Paula Pareto nació el 16 de enero de 1986 en la San Fernando, provincia de Buenos Aires. Conocida como La Peque, por su baja estatura,
brilla en el mundo del judo y ocupa el cuarto puesto del ranking mundial. Comenzó
su carrera como judoca a los 9 años en Estudiantes de La Plata. Ganó su primera
medalla a nivel internacional en el 2007: fue bronce en los Panamericanos de
Brasil con tan solo 21 años de edad. En
2008 participó en los juegos olímpicos por primera vez en su historia y La
Peque sorprendió al mundo llevándose la medalla de bronce. En
2011, ya siendo gran candidata en los Panamericanos de México, se
consagró en el primer puesto. En los Juegos Olímpicos de Londres 2012 no
cumplió las expectativas, sin embargo ocupó una admirable cuarta posición.
A pesar de dedicarle mucho tiempo al entrenamiento, nunca abandonó sus
estudios, y a comienzos de 2014 se
recibió de Médica en la UBA. Paula es la gran figura del deporte femenino argentino
en la actualidad ya que consiguió la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río
2016.
¿Cómo hacés para no perder la
humildad?
No hay ningún secreto, hago una vida
normal. Entreno y estudio como siempre. Me sigo viendo con mi familia, y mis
amigos son los mismos de siempre. Capaz cuando se acercan los torneos me
ausento un poco más, pero trato de mantener mi entorno. Mi vida hace varios
años que sigue siendo la misma.
¿La medicina te complicó en
algún momento tu carrera como judoca o finalmente termina siendo un complemento
positivo?
Complicar… sí me complicó. Todo
lo que es la medicina me encanta, siempre me gustó, pero es una carrera muy
difícil. Estudiar tanto te cansa mentalmente y te influye en todo. Hoy en día,
ya recibida, me siento mucho más tranquila. Ahora veo los resultados, y la medicina termina siendo muy beneficiosa en
mi carrera como deportista, porque se complementan mucho.
¿En algún momento te diste cuenta
que podías ser campeona del mundo?
Creo
que nunca me di cuenta hasta el momento que terminó la lucha y dieron al
ganador. Ahí me di cuenta que era campeona del mundo, jaja. Pero la verdad fue algo que
me sorprendió a mí, y creo que a muchos, porque si bien las chances siempre
están, era una llave muy difícil. Se fue dando todo de manera, no sé si
impensada, pero si sabiendo que era muy complicado, y se dio de la mejor manera.
Así que me di cuenta ahí, cuando terminó. Igual todavía mucho no caigo.
¿Qué significó para vos
ganar el mundial?
Es muy lindo porque tanto en el
mundial como en los Juegos representás al país. Y siempre es una gran alegría ver nuestra bandera en los podios. En
lo personal el mundial significó el paso más grande de mi carrera, pero siempre
los Juegos Olímpicos tienen más importancia para un deportista amateur. Fíjate
que en este deporte, el mundial se juega todos los años, y los Juegos son cada cuatro.
¿Ganar
la medalla de oro te cambió la vida o se puede decir que tenés una vida normal?
Me
cambió en el día a día y en el reconocimiento de la gente. La gente me reconoce
más porque gané la medalla. Mi día empieza a las 7 o 7.30 y voy a entrenar. Por lo general a la
mañana me toca físico, que casi siempre es en el gimnasio. Al mediodía comemos
algo en el Cenard, tengo un rato libre que muchas veces uso para estudiar un
poco y a la tarde me toca el segundo turno, que básicamente es judo.
¿Te tomaste estos juegos como una
revancha tras lo sucedido en Londres?
Me tocaste la llaga, jaja. En
2012 fue una gran decepción para mí, porque venía como una de las candidatas,
pero sobre todo yo me sentía muy bien. La semifinal fue muy dura, porque perdí
por mi culpa, cometí errores que todavía me sigo lamentando. No tomé a Río como una revancha, pero sí como
una nueva oportunidad de lograr lo que no había podido.
¿Qué sentiste y como viviste el
festejo?
La verdad es que no sabía ni dónde estaba parada. No pude
contener las lágrimas y simplemente me salió correr hacia donde estaba mi gente
y tirarme para abrazarlos. Todo fue espontaneo y poder festejar ahí con ellos
para mí era todo. Cuando llegué a la villa, el recibimiento del resto de los
deportistas fue increíble e inesperado. Recibí muchísimos mensajes, llamados,
mails de gente importante que no esperaba y comentarios en las redes sociales
de gente que no conozco. Muy loco, jaja.
¿Qué tan importante es el apoyo
de tu entorno para conseguir los logros?
El apoyo de mi familia y mis
amigos es uno de los pilares para ser lo que soy hoy en día. Yo siempre le
agradezco mucho a los familiares, amigos y compañeros, así como al grupo de
psicólogos y entrenadores. El entrenador es más importante para marcar las cuestiones
físicas y técnicas. Después yo voy al psicólogo para tratar mi cabeza, jaja. Y
ahí también me entrena psicológicamente, me hace hacer ejercicios muy buenos. Y
el entorno familiar es fundamental, no sólo como deportista, ellos me llevan a
ser la persona soy, y eso es más importante que cualquier otra cosa.
¿Tenés pensado retirarte del judo
para dedicarte a la medicina?
Sí, quiero hacer la residencia
médica y ser mamá. Pero lo mismo dije en Londres y acá estoy, jaja. Ya no
planifico a futuro, voy viendo cómo se van dando las cosas.
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