La celebración de la “Semana del Periodista” tuvo lugar el lunes 8 y martes 9 de junio en la Usina del Arte, ubicada en el barrio porteño de La Boca. Dicho evento fue organizado por la Universidad Abierta Interamericana. En el interior de un salón se encontraba un panel de periodistas en el escenario y frente a él, los estudiantes, quienes se dedicaban a hacer preguntas utilizando las redes sociales. Los periodistas comenzaron a desarrollar distintos temas, uno de ellos, Daniel Arcucci, habló acerca del avance de la tecnología a través de los años. Contó que cubrió su primer Mundial en 1986, hace 30 años. Para hacer la cobertura de un partido utilizaba una máquina de escribir Olivetti. Tipeaba todo lo acontecido y luego llevaba el papel escrito a un operador en México, ya que no lo podía transmitir inmediatamente. Esta persona volvía a escribir el texto en un aparato llamado télex, y el contenido era recibido en Buenos Aires por otro periodista, quien nuevamente debía tipear lo que decía dicho mensaje.
Luego vendría el siguiente Mundial en 1990, apareciendo el fax, aunque se seguía escribiendo a máquina, con la diferencia que este artefacto era como una fotocopiadora, que como por arte de magia enviaba una copia para ser recibida en Buenos Aires.
En 1994, en el Mundial de Estados Unidos, fue el tiempo de las primeras computadoras. Claro que estas PC portátiles pesaban tanto como las de escritorio y había que comunicarse a través de las líneas telefónicas. El envío y recepción del trabajo dependía de la calidad de estas conexiones.
Pero llegó Francia en 1998, donde hubo 332 enviados especiales de Argentina, la mayoría de la televisión. La información transcurría de otra manera, con mayor velocidad y otra inmediatez.
Cuatro años después llegaría Japón 2002, en el equipo del que formaba parte Daniel, armado para la cobertura de ese Mundial, se incluyeron dos técnicos de Sistemas. Uno de ellos, al realizar un viaje en un tren de alta velocidad, observó a un japonés que estaba conectado a una red. Transmitía fotografías y recibía noticias. Era como un diario lo que aparecía en la pantalla. Sorprendido por lo que había visto, descubrió que podía realizar todo eso gracias a la conexión WiFi. Entonces ese técnico contrató un servicio y el equipo podía conectarse desde cualquier lugar.
Cuando pensaban que se había alcanzado el techo de la tecnología llegó Alemania 2006, allí aparecieron los blogs y los sitios de Internet. La información era más inmediata aún. Fue éste el Mundial en el cual el público empezó a participar, los periodistas empezaban a darse cuenta que no siempre la gente estaba de acuerdo con lo que decían.
Luego llegó el 2010, en Sudáfrica, aparecía Twitter, una red social que relacionaba más directamente al periodista con el público. Por otra parte se podían cubrir los entrenamientos en vivo en el lugar de los hechos y con la información cada vez más inmediata. Los jugadores a través de sus cuentas de Twitter empezaban a contar todo lo que hacían. Ya no importaba el país o continente en el que se desarrollara un Mundial porque las comunicaciones habían superado todo.
Llegó 2014, el Mundial de Brasil, pasamos de una máquina de escribir en los comienzos, a la actualidad, utilizando un teléfono celular para poder cubrir de manera rápida y eficaz un evento deportivo. Cualquier persona podía subir fotos y videos al instante, inclusive en una página web. Fue en ese momento cuando Arcucci dijo: “hay algo que no va a cambiar jamás, por más que se nos faciliten las cosas con la tecnología, me refiero a lo que tenemos que transmitir, el contenido de lo que trasmitimos. Tenemos que ayudar a entender lo que estamos viendo”. A dos años del próximo Mundial que se realizará en Rusia, él periodista pensó: "¿qué más aparecerá?, ¿qué se va a superar? Seguramente nos seguiremos sorprendiendo".
Edgardo González
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