LUJÁN: CRÓNICA DEL SUFRIMIENTO BAJO EL AGUA

Por Elena Gallardo



El blanco de la inundación del pasado agosto de este 2015 sin duda fue Luján, donde el río en menos de una semana creció 5 metros con 33 centímetros. Su desborde inundó los barrios próximos aledaños, alcanzando la máxima altura en 25 años y logró llegar hasta la Basílica, emblemático lugar no solo de esa ciudad sino de la Argentina. Comprometió entonces a todos sus afluentes, mayores y menores, como lo es el Arroyo Gutiérrez de la localidad de Luján.
  
 En un día soleado de invierno, con 19 grados de temperatura ambiental -parece otoño- llegamos a Luján. Atrás quedó aquella semana que comenzó la noche del miércoles 5 de agosto. Semana en el que se reanudaban las clases luego de la recesión invernal. Esa noche, en el estadio Monumental, River se consagraba campeón de América luego de 19 años. Esa noche, un joven cantante que sale en revistas porque actualmente protagoniza romances con bellas y conocidas mujeres del espectáculo, protagonizó una serie de choques y destruyó el portón de una casa y ocho autos con su camioneta Pick Up Dodge RAM. Así nomás, la vida nos muestra sus dos caras: la felicidad y la desgracia.

Una lluvia torrencial alcanzó un volumen de agua vertida de aproximadamente 200 milímetros de agua en 12 horas, según la fuente que se consulte. Temporal de lluvia y tormenta, con vientos que alcanzaron unos 50 kilómetros por hora. Esa noche, los bonaerenses no la van a olvidar nunca. Hubo barrios enteros sin luz, ríos desbordados, rutas anegadas y vuelos demorados.
Siempre que llovió, paró. Pero no paró esa noche. El pronóstico, por mucho que descreyéramos de la meteorología, ésta vez se hizo realidad: no paró en casi una semana.
La consecuencia fue: evacuados, ahogados e inundados. La desgracia golpeó duro.

Luján, tierra de nadie
En varias de las casas que vimos por televisión, el agua había alcanzado más de un metro de altura dentro de ellas.
El barrio Padre Varela, que rodea el Arroyo Gutiérrez, un pequeño afluente del Río Luján, está ubicado detrás y hacia el este de la Basílica, como a dos kilómetros. La calle Rivadavia atraviesa las cinco manzanas que lo componen. El Arroyo Gutiérrez delimita la entrada al barrio. A casi una cuadra y media está la casa de Mayra, de 18 años. Allí vive con sus padres y detrás de su casa, en otra construcción patio mediante, está la casa de su hermano mayor, separado, que vive solo. 
Esta familia vive en el barrio desde hace algo más de 10 años. Vale aclarar que no se trata de construcciones precarias ni mucho menos. Por el contrario, es un barrio como cualquier otro, con lindas y arregladas casas cómo es el caso de ésta que parece recién pintada con color rosado, muy moderno. Algunas no están tan prolijas pero no son precarias. A éste Barrio lo forman 70 familias, todas: clase trabajadora. Es imposible no percibir el olor a humedad arraigada fuertemente en el interior de la casa. Es inmediato cuando Mayra abre la puerta.
Mayra: Hola, adelante, pasen.
Hay Equipo: Nos enteramos que es la tercera inundación que sufrís.
M: Sí. En la misma semana, dos veces. En 2014, la primera vez, llegó solo hasta los zócalos, y la segunda vez no llegó a entrar. Esta es la tercera vez.
HE: ¿Estás buscando lugar con tu mamá para mudarte?
M: Si. Por la inundación. No se puede vivir así. Es horrible lo que nos pasó. Horrible la situación de esperar que te llegue el agua, es horrible cuando tenes el agua y es horrible el después. Tener que llegar a la casa, y comenzar las tereas de la limpieza.  Otra vez acomodar las cosas que acomodamos antes para que el agua no las dañe.
HE: ¿A vos te evacuaron?
M: Autoevacuada. Nos fuimos a la casa de una tía, que vive en Lujan, en el barrio La Hostería. Ahí no se inunda.
HE: ¿Por qué creés que se desborda el arroyo Gutiérrez?
M: El arroyo está dragado, hace poco lo zanjaron. El año pasado también hicieron una  limpieza. Se ve a las claras que no alcanza, quizá necesite de más mantenimiento.
Previo a estos hechos dolorosos que protagonizó ésta familia, antes que el agua entre y para ir apenas ensayando el rol de ponerse en el lugar del otro, Mayra nos cuenta que veían cómo crecía el arroyo. La familia entonces comenzó a prepararse para lo que fue el   después. Para cuando le llegara el agua adentro de su casa.
Imaginemos, e intentemos sentir. Horas y días aguardando lo peor, durmiendo arriba de una mesa, no pudiendo descansar, casi vestidos, prontos a saltar y subir pertenencias ya embaladas. Alertas. Siempre –no tenemos respuestas- sucede a la madrugada, como en la casa de Mayra. Un miembro de la familia quedó en vigilia y cuando el agua comenzó a filtrar avisó al resto. Todos rogando que no entrara de forma súbita para que les dé tiempo a subir lo embalado.
¿Cómo vivir con tanta desazón en el cuerpo? De éste modo vivió la familia de Mayra esos días, horas previas antes que el agua alcanzara hasta “la rodilla” como dice ella, unos 50-60 centímetros.
La mamá de Mayra, Delia, se une al grupo y poco después el papá, Oscar. Delia describe que su sentimiento fue de abandono, tristeza y desazón cuando se fueron a las siete de la mañana, a las dos de la mañana comenzó a entrar el agua sin parar. Mayra en contraste, se define como, atónita, dura.
Delia relata: “Nos inscribió la Cruz Roja, dijeron que nos darían una tarjeta para supermercado. Pero aún no la tengo. No me dieron nada. También pasaron por parte de Bienestar Social y Anses. Pero para los trabajadores bajo  relación de dependencia como yo, que hace 30 años que trabajo, no hay resarcimiento de ningún tipo”.
Es recepcionista de un hotel que prefirió no nombrar.
  
 HE: ¿Cuál es tu sueldo mensual?
Delia: Mi sueldo es de ocho mil pesos. Aún las personas que tuvieron la voluntad de colaborar, la solidaridad de ayudarnos, nos siguen trayendo agua y alimentos. Sólo tomo el agua, que comer no me falta. El agua sí, porque está contaminada y no nos podemos lavar los dientes si no es con agua mineral.
HE: Con los artefactos eléctricos: ¿qué pasó?
D: Los subí pero no tan alto. Arriba de una tarima con ladrillos. La heladera no funciona bien, algo se rompió porque el agua mojó el motor. Pero no tengo plata para comprar otra.
HE: ¿Vas a alquilar una casa o departamento? Porque estas acostumbrada a una casa.
D: Busco un departamento. Me quiero ir. No puedo vivir así. Llueve y estoy pensando cómo y dónde poner las cosas de mi casa. Es estresante y estoy traumada. Me quedó un trauma. No quiero vivir más de éste modo.
Oscar: A nosotros nos costó tener nuestra casa. No usurpé el terreno. Soy el dueño. Por eso no me quiero ir. Necesito quedarme para poder pelear por esto.
HE: El hotel donde trabajas ¿no te envió ayuda?, colchones, cama, sábanas. Trabajan con empresas proveedoras.
D: (dice que no con la cabeza primero, y apesadumbrada responde) No. Nunca me preguntaron nada.
HE: ¿Creés que va a ver una solución?
O: Por eso me quedo. Nos estamos juntando con los vecinos en una sociedad de fomento para saber qué tipo de respuestas nos dan las autoridades. Que solución nos dan ante éste desastre. Que alguien nos escuche. Lujan, es tierra de nadie.

Y ahí se quedó esta familia. Sola. Es tan extraño que en todos lados escribamos damnificados, también lo son, claro. Pero la palabra que bien los describe es: inundados. Antes de la inundación, al menos conformaban una familia.
Esto también provoca la inundación: se desmembró la familia de Mayra. No hay especulaciones en éste hecho. Las puede haber respecto al porqué del desborde del arroyo.
Existen varias causantes que abarcan a la esfera política básicamente, porque también se deben realizar diseños políticos que contemplen lo ambiental y ecológico.
Así también lo marcan quienes atienden estos asuntos; 180 milímetros registrados en 12 horas, impensable. Huracanes; la ola del fenómeno del Niño que pasa por éstas tierras. Y la avaricia que siempre es desmesurada, ¿no hay leyes que nos protejan? Hacedores de construcciones de dudosa habilitación municipal. ¿Dudosa? Quizá a esto se lo llame Desamparo político
Por última vez: cambiemos un instante el lugar que ocupa el otro. ¿Cuánto puede sostenerse  éste hálito contaminado con estrés? Hoy hablamos de prevención antes que de la enfermedad ¿Cuál prevención? Quizá a esto se lo llame Modo de aprender a hacer política.

NOTA:
Esta nota no se hubiese llevado a cabo sin la invalorable colaboración de Gonzalo Bogetti, estudiante de la carrera de periodismo de primer año del Instituto Crónica. Residente en la ciudad de Lujan.


Mayra tiene 18 años y estudia en la Universidad de Lujan la carrera de Lienciatura en Ciencias de la Educación. Su mamá Delia, tiene 58 años, es recepcionista en un hotel.  Trabaja desde hace 30 años.  28 de ellos en el hotel. Oscar, su papá 65 años: “estoy próximo a jubilarme”, y trabaja en jardinería. Formaron su familia  hace 21 años.

 Y sopló la sudestada
El 11 de agosto de 2015, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Servicio de Hidrografía Naval (SHN), anunciaron la crecida del Río de La Plata, y se cumplió. Afectó al drenaje de los ríos que se habían desbordado y contribuyó con la crecida de los mismos.
TELAM. 11 de agosto 2015.


LUGARES AFECTADOS
Las cuencas afectadas son la de los ríos Arrecifes, De La Plata Inferior, Salado, Areco, Luján, Matanza, y De La Plata Superior.
Las principales localidades alcanzadas son Luján, Lobos, San Antonio de Areco, Salto, La Matanza y Arrecifes. También se registran inundaciones en Balcarce, Berisso, Bragado, Campana, Capilla Del Señor, Capitán Sarmiento, Castelli, Chacabuco, Chivilcoy y Escobar. Además, Exaltación De La Cruz, Lomas de Zamora, Irala, Mercedes, San Miguel del Monte, Pila, Pilar, Quilmes, Saladillo, General Viamonte, Zárate, Pergamino y 25 de Mayo.
TELAM 12 de agosto  2015.

   

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