Mientras Costa de Marfil celebraba su clasificación al Mundial, los jugadores, encabezados por Drogba, mandaron un mensaje a su país.
“Ciudadanos del norte, del sur, del este y el oeste: pedimos de rodillas que se perdonen los unos a los otros. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Abandonen las armas y organicen unas elecciones libres”.
El que encabeza el grupo de jugadores es Didier Drogba, capitán de la selección de fútbol de Costa de Marfil, que luego de clasificarse por primera vez a una Copa Mundial de Fútbol. Lejos de su país, en Sudán, derrotaron 1-3 a la selección local y consiguieron la hazaña. En medio del festejo, Drogba toma unos minutos para dar un mensaje a toda la población de Costa de Marfil.
Este país vivió durante siglos de arrancarles los colmillos a los elefantes. Desde su independencia de Francia, en 1960, se ha debatido entre la paz y la muerte. En octubre de 2005, cuando Drogba y sus compañeros entraban a la historia grande del fútbol, el país llevaba tres años en guerra civil.
A la selección de fútbol de Costa de Marfil le apodan Los Elefantes. El escudo de su camiseta tiene a uno de estos animales sosteniendo una pelota con su trompa. El elefante simboliza la potencia y la fuerza física y espiritual; son pacientes, memoriosos y sostienen al mundo sobre su lomo
“Ciudadanos del norte, del sur, del este y el oeste: pedimos de rodillas que se perdonen los unos a los otros. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Abandonen las armas y organicen unas elecciones libres”.
El que encabeza el grupo de jugadores es Didier Drogba, capitán de la selección de fútbol de Costa de Marfil, que luego de clasificarse por primera vez a una Copa Mundial de Fútbol. Lejos de su país, en Sudán, derrotaron 1-3 a la selección local y consiguieron la hazaña. En medio del festejo, Drogba toma unos minutos para dar un mensaje a toda la población de Costa de Marfil.
Este país vivió durante siglos de arrancarles los colmillos a los elefantes. Desde su independencia de Francia, en 1960, se ha debatido entre la paz y la muerte. En octubre de 2005, cuando Drogba y sus compañeros entraban a la historia grande del fútbol, el país llevaba tres años en guerra civil.
A la selección de fútbol de Costa de Marfil le apodan Los Elefantes. El escudo de su camiseta tiene a uno de estos animales sosteniendo una pelota con su trompa. El elefante simboliza la potencia y la fuerza física y espiritual; son pacientes, memoriosos y sostienen al mundo sobre su lomo
A Drogba, a él solo, también le dicen “El Elefante”, 36 años, y nació en Abiyán, la principal ciudad de su país. En el 2004 pasó a ser delantero del Chelsea y permaneció en el equipo Londinense durante 9 temporadas. El Elefante debutó con su selección en 2002, y no tardo en convertirse en el principal referente del equipo. Diputó dos mundiales para su país, 2006 y 2010. En su primer mundial, su selección fue eliminada en primera ronda. Ese mismo año Drogba ganó el premio al Futbolista Africano del Año. Luego de ganar dicho premio viajó a Bouaké, la ciudad más grande de Costa de Marfil, a dedicarles su premio y pedir el fin de la guerra. No iba solo: llevaba consigo una propuesta para unir a su pueblo: la realización en esa ciudad de un partido de clasificación para la próxima Copa Africana de Naciones.
El 3 de junio de 2007, Costa de Marfil y Madagascar disputaron un partido en Bouaké. Allí “Los Elefantes” ganaron 5 goles por 0 y Drogba anotó el último gol del partido. Treinta y cinco mil personas, que no presenciaban un partido de su selección desde 2002, vieron también juntos, por primera vez, al presidente del norte y al presidente del sur. Los asistentes agradecieron con aplausos el gesto de unión de su equipo, el último símbolo en pie de un país que un día fue uno solo.
Esas cosas logró Drogba. Una persona importantísima para su país, no solo por lo que hace dentro de una cancha, sino por lo que genero en toda la población marfileña, logró sentar en un mismo sitio a los responsables de la guerra. Ambos comprendieron durante ese partido la necesidad de una reconciliación y 58 días después, el 31 de julio, se reencontraron en ese mismo lugar para celebrar la Llama de la Paz, una reunión que acordaba el fin del conflicto, la entrega de las armas y la celebración de elecciones libres. El estadio de Bouaké pasó a llamarse Estadio de la Paz y ese día fue declarado para siempre como festivo en el país. Costa de Marfil dio fin a su guerra y volvió a ser una sola nación.
Luego de finalizada la guerra mandó construir en Abiyán un hospital que atiende a 200 pacientes y también sirve como orfanato. “Después de la guerra, sentí que Costa de Marfil volvió a nacer,” dijo en una ocasión.
El 25 de febrero de 2011 estalló de nuevo la guerra civil en Costa de Marfil. El candidato que perdió las elecciones, quien contaba con el apoyo del Ejército, decidió no reconocer los comicios y el país se dividió de nuevo. Los marfileños, que empiezan a tener la misma memoria de los elefantes, acabaron el conflicto en dos meses con la captura del candidato derrotado. Tal vez también, al igual que aquellos animales, la gente de Costa de Marfil ha comenzado a detestar la guerra
Cristian Silva
El 3 de junio de 2007, Costa de Marfil y Madagascar disputaron un partido en Bouaké. Allí “Los Elefantes” ganaron 5 goles por 0 y Drogba anotó el último gol del partido. Treinta y cinco mil personas, que no presenciaban un partido de su selección desde 2002, vieron también juntos, por primera vez, al presidente del norte y al presidente del sur. Los asistentes agradecieron con aplausos el gesto de unión de su equipo, el último símbolo en pie de un país que un día fue uno solo.
Esas cosas logró Drogba. Una persona importantísima para su país, no solo por lo que hace dentro de una cancha, sino por lo que genero en toda la población marfileña, logró sentar en un mismo sitio a los responsables de la guerra. Ambos comprendieron durante ese partido la necesidad de una reconciliación y 58 días después, el 31 de julio, se reencontraron en ese mismo lugar para celebrar la Llama de la Paz, una reunión que acordaba el fin del conflicto, la entrega de las armas y la celebración de elecciones libres. El estadio de Bouaké pasó a llamarse Estadio de la Paz y ese día fue declarado para siempre como festivo en el país. Costa de Marfil dio fin a su guerra y volvió a ser una sola nación.
Luego de finalizada la guerra mandó construir en Abiyán un hospital que atiende a 200 pacientes y también sirve como orfanato. “Después de la guerra, sentí que Costa de Marfil volvió a nacer,” dijo en una ocasión.
El 25 de febrero de 2011 estalló de nuevo la guerra civil en Costa de Marfil. El candidato que perdió las elecciones, quien contaba con el apoyo del Ejército, decidió no reconocer los comicios y el país se dividió de nuevo. Los marfileños, que empiezan a tener la misma memoria de los elefantes, acabaron el conflicto en dos meses con la captura del candidato derrotado. Tal vez también, al igual que aquellos animales, la gente de Costa de Marfil ha comenzado a detestar la guerra
Cristian Silva