Por Octavio Rombulá
Luciano De Cecco, como lo conocemos hoy, estuvo a un aleteo de una mariposa o por causa del aleteo de otra, de no elegir al vóley como deporte principal. De hecho, en su Santa Fe natal, se destacaba en el básquet y a los 15 años fue transferido del Club Gimnasia y Esgrima de Santa Fe al Ben Hur de Rafaela. Hijo de un jugador y entrenador de básquet y de una jugadora de vóley, tuvo seguramente en varios momentos de su vida que elegir entre una disciplina u otra. Ya sea para mirar, jugar o para contentar a alguno de sus padres. Y la vida muy pronto le puso frente la situación de elegir entre uno u otro ya que se había vuelto del club de Rafaela y por un tema burocrático no podía jugar en su primer club.
Fue
entonces cuando Luciano empezó a entrenar vóley y rápidamente se sumó al
proyecto Talentos donde fue reclutado por el Club Bolívar en 2004. Y solo dos
años más tarde vestiría por primera vez la camiseta de la Selección Argentina a
los 18 años. Hoy en día y luego de 15 años es el capitán, referente y figura de
la albiceleste que consiguió el bronce olímpico en Tokio 2020.
Pero antes de este histórico tercer puesto con Argentina, que no conseguía medalla en vóley desde Seúl 1988 (también bronce), Luciano cosechó títulos a lo largo de sus años. En 2006 con Bolívar logró el título de la Liga Nacional y en 2010 se consagró en el Campeonato Sudamericano de Clubes, lo que le dio al equipo la posibilidad de disputar el mundial de clubes obteniendo el cuarto puesto.
Con su metro noventa y uno de altura, De Cecco fue convirtiéndose poco a poco en el mejor armador del mundo (premio individual obtenido en el Mundial 2011) y con su crecimiento, el vóley nacional fue soñando con un crecimiento acompañado de resultados deportivos. En 2015, en los Juegos Panamericanos de Toronto, Argentina doblegó a Brasil que defendía la medalla de Guadalajara 2011.
Saliendo del plano nacional, Luciano juega en Italia, donde muchos creen
que está el mejor nivel de vóley mundial a nivel clubes: logró la Copa Italia
en 2013 con el Volley
Piacienza; lo mismo hizo en 2018 y 2019 con el Perugia, donde además obtuvo la
triple corona (Copa, Superliga y Supercopa) en 2018.
“Después de Tokio estoy más cerca de retirarme de la
Selección que de seguir”, había declarado Cachete en plena cuarentena estricta
desde Italia. Hoy, con los Juegos ya terminados y con la histórica medalla
obtenida ante Brasil, habrá que esperar cuál será su decisión para entonces
poder cerrar o no su brillante carrera que lo deja como uno de los mejores
jugadores que han vestido la celeste y blanca, camiseta que defendió durante 15
años. En total disputó 4
mundiales y 3 JJ.OO. Lo cierto es que ha marcado un antes y un después se ha
transformado en una leyenda viva, y ha cumplido su sueño y el de tantos otros.
También, seguramente se transforme en palabra autorizada cada vez que el vóley
argentino solicite de una opinión profesional y quien dice, que algún día se
transforme en técnico de la Selección Mayor de Vóley, masculina o femenina.
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