Por Elena Gallardo
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ste 30 de Junio nos despertamos con la grata
noticia impresa en todos los diarios del mundo que vincula a Cuba con el doble
reto de eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH y, su consecuencia: la
sífilis congénita.
Con
una ceremonia en la sede de la Organización Panamericana de la Salud (OPS, la
oficina regional de la OMS) en Washington, la OMS le hace entrega a Cuba de la
primera certificación del mundo, con el que se avala a éste país en ser el
primero, en lograr el doble reto de eliminar la transmisión vertical, tanto de
VIH como de sífilis, con la consecuencia de no haber registrado sífilis
congénita, destaca el papel del sistema de atención de salud primaria en la
isla.
"El éxito de Cuba demuestra que el acceso
universal y la cobertura universal de salud son factibles y de hecho son la
clave del éxito, incluso en contra de desafíos tan complejos como el VIH",
dijo Carissa Etienne, directora de la OPS, en una conferencia de prensa.
Destacando la robustez del sistema de salud cubano, en un país con “una larga
historia de sanidad pública universal basada en la atención primaria”.
En 2013, sólo dos bebés nacieron con VIH en
Cuba, y sólo tres nacieron con sífilis congénita, por debajo de los umbrales de
eliminación fijados por la OMS. Para el ministro de Salud Pública de Cuba,
Roberto Morales Ojeda, la validación de la OMS "constituye un alto
reconocimiento al sistema nacional de salud cubano" que es, apuntó,
"accesible, gratuito y universal. Todo ha sido posible por nuestro sistema
social y por la voluntad política desde el más alto nivel. Eso es lo que ha
permitido que un país con escasos recursos haya hecho estos logros", expresó
el ministro cubano durante el encuentro con
los expertos en la sede de OPS en Washington.
El 74 por ciento de las embarazadas se realizó
una prueba de VIH en 2013, el 19 por ciento más que en 2010; mientras que el
índice de embarazadas con VIH bajo tratamiento antirretroviral fue del 93 por
ciento, es decir 34 puntos porcentuales más en el mismo período.
La cobertura de las pruebas de detección de la
sífilis en las embarazadas en América Latina y el Caribe permaneció estable, en
80 por ciento según datos de 2013, mientras que el porcentaje de mujeres
tratadas varió entre el 13 y el 100 por ciento en los países que presentan
datos.
Según la OMS, otros seis países y territorios
de América están en condiciones de solicitarle la validación de la doble
eliminación de estas enfermedades: Anguila, Barbados, Canadá, Estados Unidos,
Montserrat y Puerto Rico. Además ocho países en la región han eliminado solo la
transmisión de madre a hijo del VIH y 14 eliminaron solo la transmisión de la
sífilis congénita, indicó la organización en un comunicado.
Según la OMS, cada año, alrededor de 1,4
millones de mujeres viviendo con VIH quedan embarazadas en el mundo, y si no
reciben tratamiento existe entre un 15 y un 45 porciento de posibilidades de
transmitir el virus a sus hijos.
La OMS considera que un país eliminó la
transmisión vertical del VIH cuando se registran menos de dos bebés infectados
por cada 100 nacidos de madres portadoras del virus. El parámetro para la
sífilis es de menos de 1 caso por cada 2000 nacidos de madres con la
enfermedad. En Cuba, sólo dos bebes nacieron con VIH en 2013 y sólo tres nacieron
con sífilis congénita.
Agencias: AFP TELAM
DOCUMENTO
RELACIONADO Naciones Unidas A/69/856
Asamblea General Distr. General
6 de abril de 2015
Español
Original: inglés
Sexagésimo noveno período de sesiones
Tema 10 del programa
Aplicación de la Declaración de Compromiso en la Lucha Contra el VIH/SIDA
y las Declaraciones Políticas sobre el VIH/SIDA
El futuro de la respuesta al SIDA:
aprovechar los logros del pasado y acelerar los avances para poner fin a la
epidemia del SIDA para el 2030
Informe del Secretario General
Resumen
La respuesta mundial al SIDA ha logrado resultados extraordinarios desde
el año 2000, y se ha conseguido frenar y
empezar a invertir el curso de ésta epidemia. En 2015 siguió disminuyendo el
número de nuevas infecciones y conductas de riesgo se relacionadas con el SIDA
a nivel mundial, mientras que las conductas de riesgo se han reducido en muchos
entornos. A través de la promoción de medicamentos más asequibles y de la mayor
difusión programas tratamiento, ha mejorado de forma radical el acceso a la
terapia antirretroviral de supervivencia y las tasas de transmisión
maternoinfantil continúan disminuyendo, con lo que se ha reducido el número de
niños que contraen el VIH.
Estos importantes avances, reforzados por adelantos históricos en el
ámbito científico y por un compromiso, liderazgo una movilización
extraordinarios (especialmente por parte de la sociedad civil y las personas
que viven con (especialmente por parte de la sociedad civil y las personas que
viven con el VIH), junto con una inversión conjunta sin precedentes en el
ámbito local, han logrado salvar millones de vidas y han permitido que la
comunidad internacional pueda sin titubeos que es posible poner punto final a
la epidemia del SIDA amenaza para la salud pública en los próximos 15 años.
No obstante, queda mucho por hacer para lograr este objetivo histórico.
Mientras que la mayoría de los países están avanzando hacia las metas fijadas
en Declaración Política sobre el VIH y SIDA: Intensificación de Nuestro Esfuerzo
para Eliminar el VIH y SIDA, contenida en anexo de la resolución 65/277 para
Eliminar el VIH y SIDA, contenida en anexo de la resolución 65/277 de la Asamblea General, de 10 junio 2011, y
los correspondientes Objetivos de Desarrollo del Milenio, en otros países y
regiones los son lentos o incluso se son lentos o incluso se son lentos o
incluso se son lentos o incluso se son lentos o incluso se son lentos o incluso
se está empezando a retroceder.
Las deficiencias en cuanto a cobertura, financiación y resultados en la
en la respuesta frente al SIDA hacen que queden atrás a demasiadas personas
que viven con el VIH o que corren mayor riesgo de contraerlo. Las
desigualdades sociales y económicas y la violencia por razón de género siguen
aumentando el riesgo de que mujeres y niñas contraigan la infección, y los
adolescentes, los jóvenes y los niños no están contraigan la infección, y los
adolescentes, los jóvenes y los niños no están contraigan la infección, y los
adolescentes, los jóvenes y los niños no están contraigan la infección, y los
adolescentes, los jóvenes y los niños no están recibiendo en absoluto la
atención que merecen en la lucha contra la epidemia. Los hombres que tienen
relaciones sexuales con hombres, las personas transgénero, los trabajadores
sexuales, las personas que se inyectan drogas, los presos, los trabajadores
migratorios, las personas con discapacidad, las personas mayores de 50 años y
las mujeres embarazadas también están quedando a la zaga en muchas partes del
mundo. Del mismo modo, en muchos países están aún muy extendidos el estigma y
la discriminación contra las personas que viven con el VIH o que corren mayor
riesgo de contraerlo. Estos problemas, unidos a la falta de recursos, unas
infraestructuras sanitarias insuficientes y la existencia de leyes punitivas,
están dificultando en determinados lugares el acceso de sectores clave de la
población a los servicios en materia de VIH, la protección social y la
asistencia jurídica indispensables, así como al empleo y a la educación.
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Se precisan mayores esfuerzos para aprovechar los admirables resultados
obtenidos en el pasado y asegurar la consecución del objetivo mundial de
acabar con el SIDA como amenaza para la salud pública en el año 2030.
Las proyecciones del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el
VIH/SIDA (ONUSIDA) indican que los próximos cinco años ofrecen una
oportunidad única de acabar con el SIDA para el 2030 acelerando la adopción
de medidas y la inversión. Aprovechando esa oportunidad, el ONUSIDA está
ayudando a los países a elaborar y aplicar ambiciosas metas “por vía rápida”
para el 2020. Estas comprenden la ampliación de las pruebas de detección del
VIH, de modo que el 90% de la población conozca su estado serológico para el
2020 y el establecimiento de un objetivo en materia de un tratamiento que
eleve al máximo la proporción de personas con VIH que logran la supresión
viral, junto con otras metas sobre prevención y no discriminación. Para
alcanzar éstas metas harán falta, no solo nuevos recursos e inversiones
estratégicas, sustentados por los principios de solidaridad mundial y
responsabilidad compartida, sino también un enfoque inclusivo y centrado en
las personas para poder llegar a los que hoy se están quedando a la zaga.
Poner fin al SIDA como amenaza para la salud pública para el 2030 exigirá
medidas que exceden con mucho la esfera de la salud, a fin de integrar la
lucha contra el SIDA en todos los objetivos generales de desarrollo
sostenible después del 2015. La respuesta al SIDA en los últimos 30 años ha
puesto de manifiesto los posibles efectos de las inversiones realizadas en la
agenda general para el desarrollo: mejor integración y fortalecimiento de los
servicios sanitarios, y promoción del empoderamiento de las mujeres y las
niñas. Después de 2015, las elecciones derivadas de la lucha contra el SIDA y
los recursos disponibles deberán aprovecharse, no solo para eliminar el SIDA
como amenaza contra la salud pública, sino para reforzar y mejorar la salud
mundial y las iniciativas globales en materia de desarrollo.
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