Durante
todo el partido y gracias a la pronta llegada de la apertura del marcador, se
pudo observar en las tribunas del estadio brasileño, dos estados de ánimo
totalmente opuestos por parte de los espectadores. La sensaciones vividas
durante el encuentro no se pudieron asemejar en lo más mínimo entre el público
que alentó a la selección anfitriona y las personas que animaban al conjunto
europeo. A continuación vamos a describir con una palabra los sentimientos de
estas dos clases de público:
ASOMBRO,
es el término exacto que como espectador se pudo captar al ver a la cara de
mujeres, niños y hombres que llevaban puesta la camiseta
"verdeamarella" luego de que se convierta el primero de uno de los 8
goles del partido. En la otra cara de la moneda se encontraban los hinchas
alemanes, quienes sentían ALEGRÍA, tras ver que el marcador se ponía a su
favor.
Con
la llegada del segundo gol alemán, las miradas del público local transmitían
PREOCUPACIÓN; no hubo un tiempo prudencial para que mejoraran su expresión, ya
que el tercer tanto llegó prácticamente al instante, por lo que el LLANTO se
hizo presente en el estadio Mineirao. ENTUSIASMO se expresaba claramente en los
abrazos que se producían entre los presentes de nacionalidad alemana.
DESAZÓN,
se veía en las tribunas coloridas de verde y amarillo, colores para nada
tristes y tan típicos de Brasil, que en ese momento no concordaban con el
descontento brasileño. En la observación que se hacía a los hinchas alemanes,
se podía apreciar SATISFACCIÓN, ya que prácticamente estaban pasando a la
final, ganándole ampliamente a su rival.
Los
minutos pasaban y el marcador aumentaba a favor de Alemania; DESOLACIÓN, es una
de las tantas palabras que puede llegar a describir la expresión en los rostros
de cada brasileño presente, quienes desconformes con el resultado abucheaban al
conjunto al cual fueron a alentar. Por último hay que destacar que los
concurrentes sin importar nacionalidad, aplaudieron al seleccionado dirigido
por Joachim Low. Esto es una muestra de lo que el fútbol puede llegar a lograr;
no hubo destrozos, sólo silbidos, angustia y aplausos.