LA SELECCIÓN NOS HIZO SENTIR EN CASA





Colombia saltaba al gramado en un mundial luego de 16 años, en las tribunas del Mineirao de Belo Horizonte se presencio una fiesta desde el comienzo cuando en extendido y a capella el himno retumbaba como si estuvieran los mas de 47 millones de colombianos. Desde Buenos Aires (Argentina) la colonia colombiana también se reunía y por las calles de Palermo, en el bar Araoz, el "parche" pintó amarillo, azul y rojo. 

Banderas ondeando, camisas de nuestros ídolos de la selección, y hasta el popular sombrero "vueltiao" fueron los principales instrumentos para vivir la fiesta del fútbol, misma fiesta que desde la lejanía nos hizo sentir en Colombia misma.

La "fiebre amarilla" estaba en auge y fueran "Paisas", "costeños", "rolos", " caleños" o de cualquier otra parte del territorio cafetero que provinieran estaban todos bienvenidos y llegaban con la misma ilusión, ilusión que tempranamente la alegría del baile de "miñia" en el festejo del primer gol comenzaba a incrementarse.

El "Aguardiente Antioqueño" no podía faltar, y junto con una que otra "cervecita" eran los acompañantes elegidos para la fiesta que a ritmo de salsa, vallenato, cumbias y gaitas se armaba para celebrar cada uno de los tres gritos de gol en esta anhelada victoria.



David Aristizabal Duque