Por Martin Ojeda
La Selección Argentina se va del mundial de Rusia. En un partido que nunca pudo superar a su rival se despide y así también el sueño de todos los Argentinos. El conjunto de Sampaoli nunca pudo tomar el control del balón que era lo planteado, nunca pudo tranquilizarse con la pelota, nunca pudo tener la solidez defensiva que le de tranquilidad, nunca pudo nada en esta competencia.
Francia espero tranquilo y cuando pudo salió a toda velocidad con un Mbapee que aprovecho cada espacio que le dio la defensa, en una de esas corridas fue derribado al borde del área y tiro libre peligrosísimo para los Galos. Griezmann ejecuto y reventó el travesaño de Armani que nada podía hacer, eso fue un aviso de que algo no estaba bien. En la siguiente jugada el mismo Mbapee fue derribado por Marcos Rojo y el árbitro cobro penal, nada que discutir, Griezmann lo pateo a la perfección y Francia pasaba a ganar. Argentina intentaba tener la pelota, intentaba buscar espacios donde en muy pocas oportunidades los tuvo, excepto por Di María que tomo un rebote afuera del área se perfilo y remato de manera excepcional para que Lloris vuele para la foto, era el empate del equipo y así se iba el primer tiempo. El gol cayó en el momento justo para cambiar el guion y el ánimo para lo que venía.
Porque sin la motivación con la que salió Argentina a jugar el segundo tiempo no te encontrás con el gol que Mercado -un tocado por la varita en las finales- hizo sin querer.
Una de las dudas de Deschamps en la previa era sobre mantener o no a Lucas Hernández y/o a Pavard, teniendo en cuenta sus características ofensivas y pensando en el famoso retroceso. Gracias al lateral izquierdo del Atlético Madrid llegaron los dos cachetazos de Francia. Dos desbordes, dos centros, 3-2 Francia. El primero sobró a toda la estática defensa argentina y Pavard no quiso ser menos que Fideo; el segundo, obra de Mbappe, gentileza nuevamente de una defensa argentina sin reflejos.
El 4-2 ya fue una obra de arte. De Lloris-Umtiti-Pogba-Giroud-Mbappe. Las transiciones rápidas no eran ninguna sorpresa, pero no hubo antídoto a través "del control de la pelota" ni "a través de un plan de juego". El gol decorativo del Kun a los 90' sirvió solamente para dejar más en manifiesto que la apuesta -una más- de jugar sin un 9 clásico casi todo el partido fue errada.
El presente de Francia fue demasiado para las dudas de una Argentina que jugó el Mundial gracias a Messi y llegó demasiado lejos. Se terminó un ciclo, a masticar el que viene.
La Selección Argentina se va del mundial de Rusia. En un partido que nunca pudo superar a su rival se despide y así también el sueño de todos los Argentinos. El conjunto de Sampaoli nunca pudo tomar el control del balón que era lo planteado, nunca pudo tranquilizarse con la pelota, nunca pudo tener la solidez defensiva que le de tranquilidad, nunca pudo nada en esta competencia.
Francia espero tranquilo y cuando pudo salió a toda velocidad con un Mbapee que aprovecho cada espacio que le dio la defensa, en una de esas corridas fue derribado al borde del área y tiro libre peligrosísimo para los Galos. Griezmann ejecuto y reventó el travesaño de Armani que nada podía hacer, eso fue un aviso de que algo no estaba bien. En la siguiente jugada el mismo Mbapee fue derribado por Marcos Rojo y el árbitro cobro penal, nada que discutir, Griezmann lo pateo a la perfección y Francia pasaba a ganar. Argentina intentaba tener la pelota, intentaba buscar espacios donde en muy pocas oportunidades los tuvo, excepto por Di María que tomo un rebote afuera del área se perfilo y remato de manera excepcional para que Lloris vuele para la foto, era el empate del equipo y así se iba el primer tiempo. El gol cayó en el momento justo para cambiar el guion y el ánimo para lo que venía.
Porque sin la motivación con la que salió Argentina a jugar el segundo tiempo no te encontrás con el gol que Mercado -un tocado por la varita en las finales- hizo sin querer.
Una de las dudas de Deschamps en la previa era sobre mantener o no a Lucas Hernández y/o a Pavard, teniendo en cuenta sus características ofensivas y pensando en el famoso retroceso. Gracias al lateral izquierdo del Atlético Madrid llegaron los dos cachetazos de Francia. Dos desbordes, dos centros, 3-2 Francia. El primero sobró a toda la estática defensa argentina y Pavard no quiso ser menos que Fideo; el segundo, obra de Mbappe, gentileza nuevamente de una defensa argentina sin reflejos.
El 4-2 ya fue una obra de arte. De Lloris-Umtiti-Pogba-Giroud-Mbappe. Las transiciones rápidas no eran ninguna sorpresa, pero no hubo antídoto a través "del control de la pelota" ni "a través de un plan de juego". El gol decorativo del Kun a los 90' sirvió solamente para dejar más en manifiesto que la apuesta -una más- de jugar sin un 9 clásico casi todo el partido fue errada.
El presente de Francia fue demasiado para las dudas de una Argentina que jugó el Mundial gracias a Messi y llegó demasiado lejos. Se terminó un ciclo, a masticar el que viene.
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